Detalles cruciales sobre la situación económica del país y las tensiones internas han salido a la luz, creando un panorama complejo que afecta directamente a los ciudadanos.
El foco de atención se centra en Chrystia Freeland, quien hasta este lunes se desempeñaba como Ministra de Finanzas y Viceprimera Ministra de Canadá. Su renuncia, comunicada a través de una carta dirigida al Primer Ministro Trudeau, ha generado un terremoto político. En la misiva, Freeland menciona discrepancias significativas con Trudeau respecto a la mejor estrategia para abordar la amenaza de aranceles impuesta por el expresidente Donald Trump, calificando la situación como un "grave desafío" que exige una respuesta firme.
La carta, publicada públicamente, destaca la necesidad de "mantener las arcas fiscales sanas" para enfrentar las posibles consecuencias económicas negativas de las políticas proteccionistas de Trump. Freeland critica directamente ciertas medidas propuestas por Trudeau, argumentando que "se deben evitar artilugios políticos costosos" que Canadá no puede permitirse en este momento. Entre estas medidas criticadas se encuentra un cheque de C$250 (aproximadamente $175 USD) para cada canadiense elegible, una medida que formaba parte de un plan para mitigar la crisis del costo de vida. Este plan, con un costo estimado de C$4.68 mil millones, junto con una rebaja temporal de impuestos a artículos esenciales (C$1.6 mil millones), generó preocupaciones en la oficina de Freeland por su impacto económico en un contexto de déficit creciente.
La decisión de Freeland no ha sido sorpresiva para todos. Fuentes gubernamentales anónimas habían filtrado a la CBC la posibilidad de una renuncia, aunque no se esperaba para este día. De hecho, la renuncia se produjo apenas horas antes de que Freeland presentara la actualización fiscal anual al parlamento. La tensión entre Freeland y Trudeau se ha intensificado en las últimas semanas, en parte por desacuerdos sobre políticas económicas y su viabilidad, incluyendo el mencionado cheque de C$250 que encontró resistencia incluso dentro del mismo partido de gobierno. Una encuesta del Instituto Angus Reid reveló que cuatro de cada cinco canadienses percibieron la medida como un intento político de ganar popularidad ante el descenso en los niveles de aprobación de Trudeau.
La reacción de otros miembros del gabinete liberal ha sido de respeto y consternación. Patty Hajdu, Ministra de Relaciones Indígenas, se refirió a la decisión como "difícil y profundamente personal", mientras que Anita Anand, Ministra de Transporte, manifestó su conmoción y reservó comentarios adicionales. Se desconoce por ahora si la presentación del informe económico previsto para el lunes se llevará a cabo como estaba planeado. La incertidumbre impera, a la espera de que el Ministerio de Finanzas determine los pasos a seguir.
Freeland ha aclarado su intención de permanecer como miembro del parlamento liberal y presentarse a la reelección en las próximas elecciones. Su salida se suma a la de otros miembros del gabinete, incluyendo al Ministro de Vivienda, Sean Fraser, quien renunció para dedicarse a su familia. La escena política canadiense anticipa un período de cambios y ajustes, mientras se acercan las elecciones.