El epicentro de la crisis se encuentra en la reciente remodelación del gabinete de Justin Trudeau. Ocho nuevos ministros se incorporan al equipo, mientras que otros cuatro ven modificadas sus responsabilidades. Una decisión que, aunque aparentemente planeada con antelación, ha estado envuelta en una nube de misterio.
Un nombre resonó con fuerza en los pasillos del poder: Mark Carney, exgobernador del Banco de Canadá y del Banco de Inglaterra. Su posible incorporación al gabinete, un objetivo que Trudeau perseguía desde hace meses, parece ser la clave de este rompecabezas político. Esta ambición, según los rumores, fue el detonante de la dimisión sorpresiva de la viceprimera ministra y ministra de Finanzas, Chrystia Freeland.
Entre las figuras clave del nuevo gabinete destacan: David McGuinty, veterano diputado de Ontario, quien asume la cartera de Seguridad Pública; y dos diputadas de Quebec, Rachel Bendayan (Lenguajes Oficiales) y Élisabeth Brière (Hacienda). La elección de estos perfiles no es casual: Ontario y Quebec son provincias cruciales para el Partido Liberal de Trudeau, determinantes en las próximas elecciones de octubre.
Anita Anand, la actual ministra de Transportes, ahora también se encargará del Comercio Nacional. Sin embargo, la ausencia de una rueda de prensa por parte de Trudeau, a pesar de su asistencia a la ceremonia de nombramiento, ha incrementado el desconcierto. Su silencio, junto con la limitada presencia pública desde la renuncia de Freeland, alimenta las especulaciones.
La situación se complica aún más con el anuncio del Nuevo Partido Democrático (NPD). Este partido, hasta ahora el único apoyo parlamentario que mantenía a Trudeau en el poder, ha anunciado una moción de censura para intentar derribar al gobierno y forzar elecciones anticipadas. El Partido Liberal se encuentra en minoría en la Cámara de los Comunes, dejando su futuro político en un delicado equilibrio.
La situación política en Canadá se presenta compleja, con un gobierno en crisis y un futuro incierto que depende del desenlace de esta tensa partida de ajedrez política.