La historia tras esta celebración en el país del Sol Naciente es tan fascinante como inesperada.
Aunque menos del 1% de la población japonesa es cristiana, la Navidad se ha convertido en un evento central, profundamente arraigado en la cultura contemporánea nipona. Su transformación comenzó tras la Segunda Guerra Mundial, con la influencia cultural estadounidense, dejando atrás sus raíces religiosas para abrazar un enfoque marcadamente romántico y comercial.
“La mayoría de los japoneses ven la Navidad como un espectáculo pop-cultural importado de Occidente, lleno de luces brillantes, mercados y pasteles decorados,” explica Roy Starrs, profesor de estudios japoneses en la Universidad de Otago, Nueva Zelanda.
En lugar de las tradicionales reuniones familiares, el 24 de diciembre se convierte en una especie de segundo San Valentín. Tokio y otras ciudades se llenan de parejas disfrutando cenas especiales en restaurantes de lujo –como el Ritz-Carlton Tokyo o el Grand Hyatt Tokyo, con sus vistas panorámicas de árboles iluminados–, paseos por mercados navideños, y momentos únicos. Algunos incluso aprovechan la atmósfera para dar el gran paso: propuestas de matrimonio bajo las luces festivas.
Pero la Navidad japonesa no es solo romance. El aprecio estético japonés se manifiesta en toda su esplendor. “Los japoneses valoran enormemente la estética, y el paisaje festivo, a menudo acompañado de nieve, es la receta perfecta para una Navidad romántica,” añade Starrs. Mercados al estilo alemán, luces brillantes que adornan cada rincón, y cenas en restaurantes con sabores franceses e italianos, conforman una experiencia visualmente deslumbrante, especialmente en lugares como Hokkaido, con sus paisajes nevados.
Sin embargo, la realidad económica afecta a las nuevas generaciones. El aumento del costo de vida ha llevado a muchas parejas jóvenes a optar por celebraciones más sencillas. “Es mejor valorar el tiempo con tu pareja y evitar los gastos innecesarios,” comenta Yuhi Hasegawa, un joven de 19 años, quien el año pasado prefirió una maratón de series románticas en casa a una cena costosa. Un estudio de la empresa de marketing MERY confirma esta tendencia: las celebraciones privadas y actividades más económicas están ganando terreno.
Esta reinterpretación de la Navidad, más íntima y accesible, incluso podría tener un impacto social más amplio en un país con una baja tasa de natalidad. La atmósfera romántica y festiva podría, según Starrs, inspirar relaciones y matrimonios, contribuyendo indirectamente a los esfuerzos gubernamentales por fomentar la natalidad. La Navidad, en Japón, es, pues, mucho más que una simple fecha en el calendario; es un fenómeno cultural en constante evolución.