Este año, la dinámica familiar ha cambiado. El entusiasmo navideño de años anteriores parece haberse desvanecido en algunos casos, reemplazándolo un silencio y una conexión casi exclusiva con sus dispositivos móviles. ¿Qué ha ocurrido? La respuesta, según Sonia López Iglesias, experta en desarrollo adolescente, es compleja y multifacética.
“La adolescencia es una vorágine de cambios físicos, psicológicos, sociales y emocionales que producen mucha inestabilidad e inseguridad. El joven lucha por construir su identidad”, explica la experta. Para los adolescentes, las fiestas, lejos de ser un momento de celebración sin preocupaciones, se convierten en un escenario donde la presión social y familiar se intensifica.
Las preguntas constantes sobre su vida amorosa, sus notas escolares, su apariencia física, generan una sensación de estar bajo escrutinio constante. Se sienten juzgados, observados, lo que desencadena una incomodidad que los lleva a refugiarse en su mundo digital, buscando un espacio donde se sientan comprendidos y aceptados.
Entonces, ¿cómo podemos reconectar con ellos durante estas fechas? La clave, según Iglesias, está en la comprensión y el respeto a sus nuevas necesidades. Se propone lo siguiente:
- Establecer límites saludables: Permitirles espacio personal durante las reuniones familiares, sin presiones ni interrogatorios excesivos.
- Fomentar la comunicación abierta y respetuosa: Guiarlos en la expresión de sus preferencias y la creación de límites, evitando conflictos.
- Mantener la magia navideña: Un detalle inesperado, un gesto de cariño, puede revivir la ilusión navideña y fortalecer el vínculo familiar.
- Incluirlos en la planificación: Involucrarlos en la preparación de la comida, la elección de actividades o la decoración navideña, haciéndolos sentir parte esencial de la celebración.