No fueron felicitaciones tradicionales las que compartió, sino una declaración de intenciones, apuntando directamente a tres países: Panamá, Canadá y Groenlandia.
La primera parada en su particular ruta navideña fue el Canal de Panamá. Donald Trump, en un tono desafiante, cuestionó la actual administración del canal, alegando una operación supuestamente ilegal por parte de China, y reiterando su deseo de recuperar el control estadounidense. Su afirmación, sin aportar evidencia alguna, contrasta con la rotunda respuesta del presidente panameño, José Raúl Mulino, quien declaró: "Cada metro cuadrado del canal de Panamá y su zona adyacente, es de Panamá y lo seguirá siendo. La soberanía e independencia de nuestro país no son negociables".
De Panamá, Trump saltó a Canadá. En un mensaje directo al primer ministro Justin Trudeau, le deseó una “linda Navidad” al tiempo que lo acusaba de imponer “impuestos demasiado altos” a los ciudadanos estadounidenses. La propuesta? La anexión de Canadá como el 51° estado de la Unión Americana. Trump incluso llegó a sugerir que la medida resultaría en una reducción de impuestos superior al 60% para los canadienses. Este comentario, llegó en medio de una tensa campaña de reelección para Trudeau, y luego de las amenazas de Trump de imponer aranceles del 25% a las importaciones canadienses si no se frenaba la inmigración irregular hacia Estados Unidos.
Pero las ambiciones geopolíticas de Trump no se detuvieron en la frontera norte. Su mensaje navideño también incluyó un nuevo intento por adquirir Groenlandia, argumentando su necesidad para la “seguridad nacional” de Estados Unidos. Esta no es una idea nueva para Trump; en 2019, durante su primer mandato, ya había planteado la posibilidad de comprar la isla, incluso sugiriendo un intercambio con Puerto Rico. La respuesta del primer ministro de Groenlandia, Múte Egede, fue igual de tajante que la del presidente panameño: Groenlandia “no está a la venta”.
Para cerrar su mensaje, Trump volvió a sus temas recurrentes: ataques a la "izquierda radical", críticas a la administración Biden, y denuncias de una supuesta persecución política en su contra. Un mensaje navideño que, en lugar de paz y armonía, refleja una agenda política cargada de ambiciones y controversias, a solo semanas de su regreso a la Casa Blanca.