Recientemente, el asesinato del CEO de UnitedHealthcare, Brian Thompson, sacudió al país. El arresto de Luigi Mangione, un joven de 26 años, por el crimen, ha generado un debate nacional. Mangione, quien se declaró inocente, no era cliente de la compañía, pero la investigación apunta a un acto de "justicia por mano propia", motivado por la indignación pública.
Sin embargo, el caso ha destapado un asunto mucho más profundo: las prácticas internas de UnitedHealthcare. Una ex empleada, Natalie Collins, ha decidido romper el silencio. Sus declaraciones revelan un sistema de entrenamiento enfocado, según ella, principalmente en la negación de reclamos médicos. “No recibimos instrucciones adecuadas para aprobar reclamos, y en muchos casos, no había fondos suficientes para cubrirlos,” explica Collins.
“Nos decían: 'saca al cliente del teléfono lo más rápido posible'”, revela Collins, describiendo los primeros meses de su trabajo como un entrenamiento intensivo en el arte de la denegación. Sus supervisores, según su testimonio, se reían de la desesperación de los pacientes. Este entrenamiento, de dos o tres meses de duración, según la ex empleada, se centraba en diferentes tácticas para retrasar o rechazar las solicitudes, en lugar de facilitar el pago de las mismas.
Collins relata su propia experiencia intentando aprobar un pago para una viuda con cinco hijos, cuyo esposo falleció de cáncer de páncreas. “No me permitieron enviar el reclamo. Había alertas en cada solicitud que nos indicaban que teníamos que devolverla a la cola, y luego pasaría a otro agente, 30, 60 días después…”, cuenta con frustración. Finalmente, Collins renunció a su puesto, incapaz de seguir participando en un sistema que, según ella, priorizaba los beneficios de la empresa sobre las necesidades de los pacientes.
La historia de Collins ha resonado con muchos estadounidenses. Una encuesta de NORC indica que, si bien la mayoría considera a Mangione responsable del asesinato de Thompson, un número significativo también responsabiliza a las compañías de seguros por sus prácticas de denegación de cobertura y sus altos beneficios. La situación plantea interrogantes sobre la ética empresarial y la responsabilidad social de las aseguradoras médicas en Estados Unidos.
El caso sigue desarrollándose, pero las palabras de Collins nos dejan con una imagen mucho más compleja y preocupante de la industria, dejando al descubierto la vulnerabilidad de quienes dependen de estos servicios para su atención médica.