Fue en diciembre, cuando agentes federales, con la colaboración de expertos en explosivos del FBI, registraron la vivienda de Brad Spafford, de 36 años, al noroeste de Norfolk. Lo que encontraron allí superó con creces cualquier expectativa. No se trataba simplemente de un arsenal de armas, sino de algo mucho más impactante.
La magnitud del hallazgo es impresionante: más de 150 bombas caseras, construidas con tubos y otros dispositivos improvisados. Según la fiscalía, se considera la “mayor incautación según el número de dispositivos explosivos terminados en la historia del FBI”. La mayoría de estas bombas se encontraban en un garaje separado, junto con una cantidad significativa de herramientas y materiales para su fabricación, como fusibles y tramos de tubo de plástico. Algunos dispositivos, “aparentemente bombas caseras”, estaban en una mochila en el dormitorio de la casa, compartiendo espacio con su esposa y dos hijos pequeños, un detalle que añade una capa más de preocupación a la situación.
Spafford fue inicialmente arrestado por un cargo relacionado con la posesión de un rifle de cañón corto no registrado, violando la Ley Nacional de Armas de Fuego. Sin embargo, el descubrimiento del arsenal de explosivos expandió drásticamente la investigación. Sus abogados defensores argumentan que no hay evidencia de que planeara actos violentos, destacando la ausencia de antecedentes penales y cuestionando la funcionalidad de los dispositivos incautados. Señalan que “técnicos profesionales en explosivos tuvieron que manipular los dispositivos para hacerlos estallar”.
La investigación, iniciada en 2023 por un informante –un amigo de Spafford–, reveló detalles adicionales. El informante declaró que Spafford se había lesionado la mano en 2021 manipulando explosivos caseros, y que usaba imágenes del presidente Joe Biden para practicar tiro, además de creer que “los asesinatos políticos deberían volver”. La fiscalía, por su parte, recalca la peligrosidad de Spafford, citando la fabricación de bombas etiquetadas como "letales", la posesión de equipo antidisturbios y un chaleco cargado con explosivos, y sus inquietantes declaraciones.
Los técnicos del FBI detonaron la mayoría de los dispositivos in situ debido a los riesgos de transporte, aunque algunos se conservaron para su análisis. Tras una audiencia, el juez Lawrence Leonard determinó que Spafford podría quedar bajo arresto domiciliario en casa de su madre, aunque por el momento permanece detenido mientras el gobierno presenta más pruebas.
El caso sigue en desarrollo, dejando una serie de interrogantes sobre los motivos de Spafford y las implicaciones de este impactante descubrimiento.