Hablando de sectores clave, la industria química juega un papel fundamental. La Asociación Nacional de la Industria Química (ANIQ), junto con la American Chemistry Council (ACC) y la Chemistry Industry Association of Canada (CIAC), han presentado una solicitud conjunta ante los gobiernos de los tres países. Esta petición, aunque no se ha hecho pública con bombos y platillos, tiene el potencial de redefinir la dinámica comercial del sector.
El foco de la solicitud radica en el Anexo 12 del T-MEC. Estas asociaciones buscan una armonización más profunda de las regulaciones, específicamente en áreas como el etiquetado, la comunicación de riesgos y los permisos de comercio para productos químicos. Se busca simplificar y agilizar el cruce de fronteras para estos productos, optimizando la cadena de suministro.
“La industria química de los tres países está profundamente integrada a lo largo de toda su cadena de valor...”, señala la ANIQ en un comunicado interno. Esto significa que materias primas viajan entre los tres países, se transforman y regresan, creando un flujo continuo y complejo. La interdependencia es tan alta que afecta sectores como el automotriz, el transporte, la minería, la construcción y la industria alimentaria.
La solicitud propone la implementación de estándares internacionales, como el Sistema Globalmente Armonizado de Clasificación y Etiquetado de Productos Químicos (SGA) de las Naciones Unidas, así como la uniformidad en el uso de hojas de datos de seguridad y la gestión de información confidencial.
La iniciativa, más allá de la eficiencia comercial, apunta a mantener un equilibrio entre la facilitación del comercio y la protección de la salud pública y el medio ambiente. Este es un punto clave, ya que demuestra un compromiso con la responsabilidad social y ambiental en la industria.
En cifras, el flujo comercial de la industria química en México supera los 54 mil millones de dólares, siendo Estados Unidos su socio principal, con un 57.8% de las exportaciones y un 66% de las importaciones. La eficiencia de este intercambio es, por tanto, crucial para la economía mexicana.
La propuesta busca una revisión y actualización del T-MEC que refleje la realidad de una cadena de suministro química profundamente integrada y dependiente del libre flujo de mercancías. Las implicaciones de esta iniciativa impactarán directamente en la competitividad y el desarrollo económico de la región.