En medio de este contexto, la administración Biden ha tomado una decisión audaz que ha generado un profundo impacto en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. Se trata de la inminente remoción de Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo. Esta medida, anunciada el martes 14 de enero de 2025, representa un giro significativo en la política exterior estadounidense, tras más de seis décadas de tensiones.
La decisión, según un alto funcionario de la administración, se basa en “una evaluación exhaustiva que no encontró información que justifique la designación de Cuba.” Esta evaluación contrasta con la decisión del ex Secretario de Estado Mike Pompeo, quien en enero de 2021, días antes de dejar el cargo, incluyó a Cuba en la lista, alegando que el país “brindaba apoyo a actos de terrorismo internacional al dar refugio a terroristas.” Pompeo acusó a La Habana de incumplir los compromisos adquiridos cuando el presidente Barack Obama la retiró de la lista en 2015.
La medida de Biden, sin embargo, no se limita a la remoción de Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo. También incluye:
- La suspensión de la aplicación del Título III de la Ley Helms-Burton (Ley Libertad): Esta parte de la ley permitía a ciudadanos estadounidenses demandar por propiedades confiscadas durante la revolución cubana.
- La revocación de un memorando de la era Trump: Este memorando creaba una "lista restringida" de entidades cubanas sujetas a transacciones financieras prohibidas.
No obstante, la decisión de Biden es considerada transitoria, ya que la próxima administración Trump, con un equipo conocido por su postura dura hacia Cuba, podría revertir la situación. El senador Marco Rubio, designado Secretario de Estado por Trump, ha sido un firme defensor de medidas punitivas contra el gobierno cubano.
Los equipos de transición de ambas administraciones han mantenido comunicación regular sobre diversos asuntos, incluyendo este tema crucial.