Hace unos meses, Nikita Hand, una mujer que acusó a Conor McGregor y a otro individuo de agresión sexual en un hotel de Dublín en 2018, recibió una indemnización de 250.000 euros tras una sentencia judicial que condenó al peleador por abuso. Este fallo, que ha tenido un impacto considerable en la carrera de McGregor, incluyendo la pérdida de patrocinios y su salida de la sociedad de Propper Twelve, marca un antes y un después en su vida pública.
Sin embargo, la historia no termina ahí. Tras el levantamiento del secreto de sumario, un asociado empresarial de McGregor anunció su intención de publicar imágenes de las cámaras de seguridad del hotel, grabadas después de los hechos denunciados, mostrando a Nikita Hand saliendo del edificio. Esta revelación ha llevado a la denunciante a solicitar una orden judicial para impedir la difusión de dichas imágenes.
La controversia se ha intensificado con un retuit de McGregor de una publicación en una conocida cuenta de noticias irlandesa que planteaba la siguiente pregunta: “¿Por qué alguien que dice ser víctima querría que se oculten las pruebas? Supongo que la evidencia no respalda su historia”. Esta declaración ha generado una ola de reacciones en las redes sociales y ha exacerbado el debate público.
Mientras tanto, la situación contractual de McGregor con UFC permanece incierta. Aunque aún tiene un contrato en vigor que le obliga a dos peleas más, la cancelación de su combate en junio pasado y la escasez de noticias sobre su futuro deportivo alimentan especulaciones sobre un posible retiro del octágono. Su ausencia en eventos recientes, junto con la sentencia judicial y las controversias relacionadas con las imágenes de seguridad, dibujan un panorama complejo y lleno de incertidumbre para la carrera del famoso peleador irlandés.
El silencio de UFC ante esta situación, suma otro elemento a la complejidad de la historia, dejando en suspenso el futuro tanto de la carrera de McGregor como del impacto que este caso tendrá en el mundo de las artes marciales mixtas.