El foco de atención se centra en Laura R. Caron, una maestra de 34 años que impartía clases de quinto grado en la Escuela Primaria Middle Township No. 2, en Cape May Court House. Su nombre, hasta hace poco, era desconocido para la mayoría. Ahora, es el epicentro de una compleja investigación policial.
Todo comenzó con una denuncia anónima el 12 de diciembre. La alerta, según la declaración jurada, apuntaba a una posible agresión por parte de una maestra. La pista clave: un comentario sobre la asombrosa similitud entre un niño de cinco años y el hijo del denunciante. Este detalle, aparentemente insignificante, desencadenó una serie de eventos que llevaron al arresto de Caron.
La policía actuó con rapidez. El miércoles, Caron fue detenida en su domicilio, acusada de agresión agravada y peligro para el bienestar de un menor. Se encuentra recluida en el Centro Correccional del condado Cape May, sin derecho a fianza, a la espera de su comparecencia ante el tribunal. El New York Post fue uno de los primeros medios en reportar la noticia.
La presunta víctima, un exalumno de Caron, declaró a la policía haber sido agredido unas dos veces por semana mientras vivía con la maestra, entre 2016 y 2020. Ahora, con entre 18 y 19 años, afirma ser el padre del hijo de Caron, nacido en 2019. La relación entre ambos comenzó cuando el joven tenía tan solo 11 años y Caron era su maestra.
La situación se complica aún más al conocerse que los padres del menor permitieron que sus tres hijos pasaran algunas noches a la semana en casa de Caron. La confianza depositada en la maestra se convirtió, presuntamente, en una pesadilla para la familia.
El superintendente del distrito escolar de Middle Township, David Salvo, emitió un comunicado asegurando que, una vez informados, tomaron medidas inmediatas: “Cuando el distrito escolar fue informado por primera vez de la investigación criminal, Laura Caron fue suspendida y se le retiró todo contacto con los estudiantes…” Además, se destaca el compromiso del distrito con la seguridad de los menores y la provisión de un ambiente educativo saludable.
Caron, quien fue contratada en 2014 y recibía un salario anual de $64,512 dólares, enfrenta ahora la posibilidad de una larga condena. Cabe destacar que todas las acusaciones son sólo eso, acusaciones; la presunción de inocencia se mantiene hasta que se demuestre su culpabilidad en un juicio.
La investigación continúa, y los detalles que surjan en las próximas semanas prometen ser aún más impactantes. El caso ha abierto un debate sobre la vulnerabilidad de los menores y la importancia de la supervisión en las relaciones entre estudiantes y maestros.