Entre la multitud, una figura inesperada llamó la atención: Conor McGregor, la estrella irlandesa de UFC. Su presencia, lejos de pasar desapercibida, generó una ola de reacciones encontradas en las redes sociales. El luchador, conocido por su personalidad arrolladora, se fotografió con Nigel Farage, líder de Reform UK, una imagen que rápidamente se viralizó.
McGregor, en declaraciones a la prensa, explicó su asistencia: "Es un honor estar aquí para apoyar a Donald Trump, el líder recién elegido del mundo libre, y para solidarizarme con las 13 familias que perdieron a sus seres queridos en Abbey Gate." Añadió su intención de reunirse con figuras clave como el vicepresidente electo JD Vance, Donald Trump Jr. y Charlie Kirk.
Sin embargo, la invitación de McGregor a este evento, aparentemente extendida por una coalición de familias Gold Star, desató una controversia en internet. Muchos cuestionaron su presencia, destacando su nacionalidad irlandesa. Comentarios como "¿Conor ni siquiera es ciudadano estadounidense. ¿Qué está haciendo?" y "Amigo, eres irlandés, jajaja", se repitieron en multitud de publicaciones. Otros fueron más directos, acusándolo de oportunismo: "Maldita sea, otro vendido", "Vendió su alma". La rivalidad entre Trump, declarado fan de Khabib Nurmagomedov, y McGregor, añadió otra capa a la polémica.
La asistencia al mitin, aunque gratuita, requería pases y un número limitado de entradas. El detalle de la invitación a McGregor, y la falta de una explicación oficial exhaustiva, alimenta las especulaciones sobre los motivos detrás de su presencia en este evento político de alta envergadura.
El evento, en sí mismo, representó un punto de encuentro de diferentes sectores sociales y políticos, un mosaico de opiniones y lealtades que se reflejaron en la diversa gama de reacciones suscitadas por la inesperada aparición de la estrella de artes marciales mixtas.