Leavitt, en un discurso que no pasó desapercibido, criticó duramente a los medios tradicionales, alegando una "pérdida de confianza" por parte de millones de estadounidenses que buscan información en otras fuentes. Esta declaración sienta las bases de una decisión crucial: la creación de dos nuevas plazas para "nuevos medios" en la sala de prensa James S. Brady.
Tradicionalmente, la agencia Associated Press (AP) tiene la primicia de las preguntas, un protocolo que se altera radicalmente. Ahora, estas nuevas plazas, previamente reservadas para el personal de la Casa Blanca, darán prioridad a periodistas de medios digitales. "A partir de hoy, este lugar al frente, usualmente ocupado por el personal del secretario de prensa, se llamará la 'plaza de nuevos medios'", anunció Leavitt. El proceso de selección, según explicó, incluirá la revisión de solicitudes y el cumplimiento de los requisitos de seguridad del Servicio Secreto de Estados Unidos.
Este cambio se reflejó de inmediato. Mike Allen de Axios realizó la primera pregunta, seguido por Matthew Boyle de Breitbart. Esta decisión no es casual, considerando la trayectoria de Breitbart, medio encabezado previamente por Steve Bannon, estratega clave de Trump.
La reestructuración no se limita a las plazas. Leavitt anunció también la restitución de las credenciales a 440 periodistas cuyos pases habían sido "injustamente revocados" por la administración Biden. "Damos la bienvenida a periodistas independientes, podcasteros, influencers de redes sociales y creadores de contenido a solicitar sus credenciales para cubrir esta Casa Blanca," declaró.
Durante la conferencia, se observó una representación diversa de medios, incluyendo a la AP (tercera pregunta), CNN (Kaitlan Collins), NBC (Peter Alexander), y el Daily Caller (Reagan Reese). Incluso, Brian Glenn, reportero de Real America’s Voice y pareja de la congresista Marjorie Taylor Greene, fue llamado a preguntar, evidenciando una estrategia inclusiva, aunque con una inclinación particular.
Estos cambios plantean interrogantes sobre el futuro del periodismo en la Casa Blanca y la relación entre la administración y los medios de comunicación, en un contexto de creciente fragmentación informativa y polarización política.