El caso que nos ocupa comenzó un 12 de julio de 2022, un día que comenzó como muchos otros en la Gran Manzana, pero que terminó con una tragedia. En medio del bullicio de la ciudad, un barco turístico, el Stimulus Money, protagonizó un accidente que conmocionó a la ciudad. Treinta y tres años, esa es la edad de Richard Cruz, el capitán de la embarcación involucrada.
La investigación posterior reveló una serie de negligencias. Cruz, residente de Elizabeth, Nueva Jersey, se declaró culpable en octubre pasado de un cargo de mala conducta y negligencia en la navegación. Documentos judiciales muestran que admitió haber sobrecargado el Stimulus Money y no poseer las credenciales necesarias de la Guardia Costera para transportar pasajeros. Esta falta de cumplimiento de las regulaciones básicas tuvo consecuencias devastadoras.
El resultado: el barco volcó, sumergiendo a las trece personas a bordo en las gélidas aguas del río Hudson. Una mujer de 48 años y un niño de 7 años perdieron la vida tras quedar atrapados bajo el casco. El peso de la tragedia recae sobre los hombros de Cruz.
La fiscal federal con sede en Manhattan, Danielle Sassoon, declaró que el caso establece un precedente importante: "los capitanes de barcos comerciales enfrentarán consecuencias al incumplir las regulaciones federales y protocolos de seguridad". La fiscalía argumentó que Cruz impulsó la embarcación a pesar de las advertencias sobre fuertes vientos y mar agitado.
La sentencia dictada el jueves fue contundente: 18 meses de prisión y una compensación económica de $50,000 dólares para cubrir los gastos funerarios de las víctimas. Un precio alto a pagar por la imprudencia y la falta de responsabilidad. Se ha intentado contactar al abogado de Cruz para obtener una declaración, pero hasta el momento no ha habido respuesta.
El silencio del río Hudson, testigo mudo de la tragedia, contrasta con el impacto de este suceso en la vida de las familias afectadas y en el sistema de seguridad marítima de la ciudad.