Muerte en el Metro de Nueva York: Crisis en el transporte público
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Leonora LagardaAyer viernes, a las 7:45 a.m., la rutina se vio interrumpida en la estación Junction Blvd. de la línea 7 en Queens. Allí, un hombre, aún sin identificar, fue declarado muerto tras ser arrollado por un tren del Metro. La policía descartó cualquier indicio de delito, según reportó el Daily News, lo que añade una capa de complejidad a este trágico incidente. La víctima ya se encontraba en las vías al momento del impacto.
El suceso provocó enormes retrasos en la línea 7, afectando a miles de pasajeros durante la hora pico. La MTA (Autoridad Metropolitana de Transporte) tuvo que desviar trenes alrededor de la estación, generando caos y frustración entre los usuarios. Estos retrasos se extendieron por varias horas en ambas direcciones, impactando significativamente la movilidad en la ciudad.
Este accidente, lamentablemente, no es un hecho aislado. La seguridad en el transporte público de Nueva York ha sido objeto de creciente preocupación. "La violencia es constante en el transporte público de NYC," señala CNN, destacando la interconexión entre problemas como la indigencia, la inmigración ilegal y el abuso de sustancias, que contribuyen a la inseguridad en el sistema.
La situación es crítica: Según la última encuesta semestral de la MTA, menos del 50% de los pasajeros se sienten seguros en trenes y estaciones. A esto se suma la problemática de las personas sin hogar; se estima que en 2023 alrededor de 3,400 personas vivían en las estaciones y vagones del Metro. Mientras la alcaldía anunció nuevas medidas en octubre de 2024 para abordar la situación de los desamparados, la MTA enfrenta pérdidas millonarias por la evasión del pago del pasaje.
El contexto se complica aún más con incidentes recientes, como el caso de Debrina Kawam, de 57 años, que falleció en diciembre tras un ataque incendiario en un tren de la línea F, y un intento de incendio en enero contra un pasajero dormido. Estos hechos resaltan la complejidad de los desafíos que enfrenta el transporte público neoyorquino, desafíos que van más allá de la simple gestión operativa.
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