Sobrevive Milagrosamente a Caída en Metro de Nueva York

Una de esas historias nos llega desde las profundidades del subterráneo neoyorquino, un espacio que, a pesar de su ajetreo constante, puede convertirse en escenario de eventos inesperados. Joseph Lynskey, un neoyorquino de 45 años, se convirtió en protagonista de una pesadilla el 31 de diciembre. Mientras utilizaba el sistema de metro, uno de los más extensos del mundo, con sus más de 472 estaciones y mil kilómetros de vías, sufrió un brutal empujón que lo lanzó a las vías.
El impacto, que le provocó una fractura de cráneo, cuatro costillas rotas y el bazo reventado, lo dejó debajo de un tren a punto de partir. "Fue tan rápido, que lo único que piensas es: 'me empujaron, me va a atropellar el tren y me voy a morir'", recuerda Lynskey en entrevista desde su convalecencia. La cercanía al raíl de alta tensión solo amplificaba el terror de la situación. Sin embargo, contra todo pronóstico, sobrevivió.
La ayuda llegó en cuestión de minutos. Una “buena samaritana”, como él la describe, le ofreció primeros auxilios mientras esperaba a los servicios de emergencia. Dos bomberos, que habían realizado un curso de capacitación el día anterior para este tipo de situaciones, lo rescataron de debajo del tren. Lynskey ya se ha reunido con ellos para expresar su gratitud.
Este incidente, sin embargo, no es un caso aislado. En 2024, 26 personas cayeron a las vías del metro de Nueva York (una de ellas perdió la vida), nueve casos más que el año anterior. La cifra, junto con otros incidentes violentos, ha generado una creciente preocupación entre los usuarios.
Las autoridades, conscientes de la situación, han anunciado medidas como el refuerzo policial en estaciones y vagones, la mejora de las políticas de salud mental y la instalación de barreras protectoras en los andenes. Asimismo, se planea la instalación de miles de cámaras de seguridad adicionales.
A pesar de las mejoras anunciadas y una ligera disminución general de la delincuencia, la sensación de inseguridad persiste. Marissa Keary, una joven usuaria del metro, comparte con la AFP las medidas de precaución que ha tomado para sentirse más segura: "Cuando tomo el metro y tengo que esperar, me pongo de espaldas contra la pared, y también me pongo cerca de otra mujer (...) me coloco al lado de gente que no parezca amenazante".
El futuro del sistema de metro de Nueva York, con sus 46 mil 800 millones de dólares de deuda y una necesidad de 65 mil 400 millones para su renovación, sigue siendo incierto. La implementación de un peaje para vehículos que ingresan a Manhattan busca contribuir a la financiación de las mejoras necesarias.