Trump propone reestructuración del Servicio Postal bajo el control del Departamento de Comercio
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Luego de los discursos protocolarios, el Presidente Donald Trump sorprendió a todos. No se trató de un simple nombramiento más; el foco se centró en el Servicio Postal de Estados Unidos (USPS), una entidad que opera de forma independiente desde 1970. Trump anunció la posibilidad de una drástica reestructuración: “Estamos considerando colocar el Servicio Postal bajo el control del Departamento de Comercio. Será una especie de fusión, pero seguirá siendo el Servicio Postal, y creo que operará mucho mejor.”
La declaración provocó un inmediato revuelo. La iniciativa, según Trump, busca frenar las pérdidas millonarias del USPS, una agencia que maneja un presupuesto anual de $78 mil millones de dólares y que ha luchado por mantenerse a flote ante la disminución del correo de primera clase. El Presidente elogió el "instinto empresarial" de Lutnick, a quien considera la persona idónea para liderar este cambio.
Pero, ¿qué implica este cambio? La historia del USPS es rica y compleja. Creada durante el Segundo Congreso Continental en 1775, con Benjamin Franklin como primer director general, pasó de ser un departamento del poder ejecutivo en 1872 a una agencia independiente en 1970, tras una huelga postal de ocho días. Esta reorganización, firmada por el Presidente Richard Nixon, garantizó a los trabajadores mejoras salariales y el derecho a la negociación colectiva, un hecho clave en la inclusión de minorías en la clase media estadounidense.
Actualmente, el USPS emplea a aproximadamente 640,000 trabajadores, quienes desempeñan un rol crucial en la entrega de correo, medicamentos, papeletas electorales y paquetes en todo el país. Su labor, fundamental durante la pandemia del coronavirus, tuvo un costo humano: el Sindicato Estadounidense de Trabajadores Postales reporta más de 200 muertes de empleados postales.
El actual director general, Louis DeJoy, donante republicano y dueño de una empresa de logística, nombrado durante el primer mandato de Trump, enfrenta numerosos retos y anunció recientemente su renuncia. El nombramiento de su sucesor recaerá en la Junta de Gobernadores del Servicio Postal, compuesta por hasta nueve miembros nombrados por el presidente y confirmados por el Senado. Actualmente, existen tres vacantes en esta junta.
El financiamiento del USPS, desde su reorganización en 1970, proviene principalmente de las tarifas de los clientes, con una pequeña asignación anual del Congreso. Las dificultades financieras, que incluyen el declive del correo de primera clase y los costos de las prestaciones de jubilación, llevaron a pérdidas acumuladas de $87 mil millones de dólares entre 2007 y 2020. El plan de reestructuración de DeJoy, con aumentos de tarifas, ha generado críticas por posibles consecuencias negativas, especialmente en el servicio postal rural.
La postura de Trump hacia el USPS ha sido contradictoria a lo largo de los años, oscilando entre críticas y la consideración de la privatización. La propuesta de ponerlo bajo el control del Departamento de Comercio representa un nuevo capítulo en esta larga y compleja relación entre el Presidente y el servicio postal de Estados Unidos. Las implicaciones a largo plazo de esta decisión son todavía inciertas, y se espera que desencadenen un debate nacional sobre el futuro del correo en los Estados Unidos.