PepsiCo cierra planta en Liberty, NY: 300 empleos perdidos en el Valle del Hudson
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La gigante PepsiCo, un nombre que evoca refrigerios y momentos de esparcimiento, se encuentra en el centro de la controversia. Se trata del cierre de su planta de fabricación en Liberty, Nueva York, responsable de producir los populares PopCorners. Este cierre, que se hará efectivo a partir del 21 de mayo, significa la pérdida de empleo para alrededor de 300 trabajadores, un duro golpe para una región donde la fábrica ha sido una fuente importante de ingresos durante casi tres décadas.
La decisión, según una Notificación de Ajuste y Reentrenamiento de Trabajadores (WARN) presentada ante el Departamento de Trabajo del estado de Nueva York, no es caprichosa. PepsiCo, en un comunicado, ha citado los “desafíos para mantener operaciones activas a largo plazo en medio de cambios de la industria de snacks”. Se menciona el “ritmo de crecimiento de esta línea de productos, combinado con el ritmo de crecimiento más amplio de la industria” como factores que dificultan la viabilidad a largo plazo de la planta. La compañía enfatiza que los empleados “no están sindicalizados”.
El proceso de despidos se extenderá por dos semanas, iniciando el 21 de mayo. La empresa asegura estar colaborando con empleados y funcionarios locales para “brindar una transición de apoyo”. Sin embargo, la incertidumbre y la preocupación reinan entre los afectados, quienes se enfrentan a la pérdida de sus empleos y la necesidad de reinsertarse en el mercado laboral.
La reacción de las autoridades locales no se ha hecho esperar. Funcionarios como la presidenta de la legislatura del condado de Sullivan, Nadia Rajsz; el supervisor de la ciudad de Liberty, Frank DeMayo; y la alcaldesa de Village of Liberty, Joan Stoddard, han expresado su decepción y han anunciado planes para colaborar con PepsiCo, la Cámara de Comercio y la Asociación del Condado de Sullivan para el Desarrollo Económico, con el objetivo de apoyar a los trabajadores desempleados. La planta, descrita como “una parte integral de nuestra comunidad durante décadas”, deja un vacío significativo en la economía local.
El impacto de esta decisión trasciende el ámbito empresarial. Se trata de familias, de comunidades enteras, afectadas por la dinámica cambiante de una industria globalizada. El futuro de los 300 trabajadores despedidos, y el futuro económico del Valle del Hudson, se perfilan ahora con una incertidumbre palpable.