¿Qué sucede en el Vaticano tras la muerte de un Papa?

Pero vayamos por partes. La noticia principal, el fallecimiento del Papa, no se revela de inmediato con bombos y platillos. Primero, hay un protocolo, un proceso sigiloso que comienza con la confirmación oficial. El médico personal de la Santa Sede, una figura discreta pero crucial, es el primero en dar el veredicto. Su informe es luego corroborado, con una solemnidad cargada de siglos de historia, por el camarlengo. Hablamos de una figura clave, un cargo de peso en el Vaticano. Tradicionalmente, se dice que golpea tres veces con un martillo de plata el pecho del Papa fallecido, pronunciando las palabras "Papa mortuus est".
Después de la confirmación, inicia un periodo de luto, y la preparación del cuerpo para el velatorio en la Basílica de San Pedro. Se le viste con ornamentos litúrgicos, se lleva a cabo el proceso de embalsamamiento, un acto que respeta la tradición, permitiendo al pueblo el último adiós. Este periodo de duelo es oficial tanto para el Vaticano como para la Iglesia Católica en el mundo entero. Muchas actividades litúrgicas se suspenden en señal de respeto.
El funeral, una ceremonia de una magnitud impresionante, se celebra en la Plaza de San Pedro. Asisten dignatarios de todo el mundo, un crisol de culturas y religiones. Luego, el Papa fallecido descansa en las Grutas Vaticanas, junto a sus predecesores.
Tras el funeral, llega la vacancia del papado. El Vaticano queda sin Papa, pero la Iglesia no se paraliza. El camarlengo se convierte en el administrador temporal, dirigiendo la Curia Vaticana hasta la elección de un nuevo pontífice. Esta figura es esencial para mantener la estructura y operación de la Santa Sede.
Luego, el Cónclave. Los cardenales electores (menores de 80 años) son convocados a la Capilla Sixtina, un espacio de deliberación confidencial y oración, donde se realiza una elección crucial bajo un estricto secreto. El proceso de votación es complejo, requiriendo una mayoría de dos tercios para la elección. La fumata blanca, el humo blanco que emerge de la chimenea, indica al mundo que ya hay un nuevo Papa.
El anuncio, con el tradicional "Habemus Papam", marca un nuevo capítulo. El nuevo Papa, con el nombre que él escoge, aparece en el balcón, bendecirá a la multitud, y posteriormente celebrará su primera misa en la Plaza de San Pedro.
Finalmente, la transición asegura la continuidad de la Iglesia Católica, manteniendo la estabilidad espiritual y administrativa. La elección del sucesor es fundamental, no sólo por su liderazgo espiritual, sino también por la importante posición del Papa como líder temporal de la Ciudad del Vaticano. Es un evento que afecta no solo a la Iglesia sino que tiene resonancia global.