Crisis carcelaria en Nueva York: Huelga, muertes y Guardia Nacional

La causa de esta tensión? Una huelga no autorizada de guardias penitenciarios, que comenzó el 17 de febrero, impactando gravemente al sistema carcelario estatal. Más de 2,000 funcionarios penitenciarios no regresaron a sus puestos de trabajo tras una fecha límite impuesta por el estado, lo que llevó a la gobernadora Kathy Hochul a tomar medidas drásticas.
La Guardia Nacional fue desplegada para mantener el orden y la seguridad en las prisiones, una medida sin precedentes que reflejaba la gravedad de la situación. A pesar de un acuerdo alcanzado entre el estado y la Asociación Benevolente de Oficiales Correccionales y Policías del Estado de Nueva York, que incluía mejoras en las horas extras y una suspensión temporal de los límites al aislamiento, el regreso al trabajo no alcanzó el 85% requerido.
Este acuerdo, aunque significó un avance en las negociaciones, no pudo evitar las consecuencias. El Comisionado del Departamento de Correcciones y Supervisión Comunitaria, Daniel Martuscello, confirmó el fin de la huelga, pero la falta de personal generó un problema mayor: el despido de más de 2,000 empleados. La situación se complica aún más considerando las investigaciones abiertas.
Al menos dos investigaciones criminales están en curso, investigando muertes de reclusos ocurridas durante este periodo convulso. El fiscal de distrito del condado de Onondaga, William Fitzpatrick, investiga la muerte de Messiah Nantwi el 1 de marzo en el centro penitenciario Mid-State, donde hasta nueve funcionarios podrían estar implicados. En otro caso, seis guardias enfrentan cargos de asesinato por la muerte de Robert Brooks en diciembre en el Centro Correccional Marcy.
La escasez de personal, que dejó a cerca de 10,000 guardias para cubrir las necesidades de todo el sistema (antes de la huelga eran aproximadamente 13,500), ha obligado al estado a lanzar una campaña de reclutamiento intensiva. La Guardia Nacional continuará apoyando las operaciones penitenciarias hasta que se estabilice la situación. El futuro del sistema carcelario de Nueva York pende ahora de un hilo, en medio de una crisis que ha dejado secuelas profundas y cuestionamientos sobre las condiciones laborales y la seguridad tanto de los reclusos como del personal.