FAA prohíbe vuelos de helicópteros no esenciales cerca del aeropuerto de Washington

El 29 de enero, un fatídico accidente aéreo marcó un antes y un después. Un helicóptero Black Hawk del Ejército estadounidense colisionó con un avión comercial de American Eagle procedente de Wichita, Kansas, en pleno vuelo de aproximación al aeropuerto. El resultado: 67 víctimas mortales, sin sobrevivientes. Esta tragedia sin precedentes desencadenó una investigación exhaustiva de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB).
Tras un minucioso análisis de las circunstancias del accidente, la NTSB emitió una contundente recomendación: prohibir las operaciones aéreas de helicópteros no esenciales en las inmediaciones del DCA. “Hay un problema crítico de seguridad que debe abordarse sin demora,” declaró la presidenta de la NTSB, Jennifer Homendy, el pasado martes. Esta recomendación, emitida tras la recuperación de los restos del avión en una operación que duró varios días y que involucró una barcaza de salvamento con una grúa, no dejó espacio para la duda.
En respuesta a esta recomendación, la Administración Federal de Aviación (FAA) anunció el viernes una medida drástica: la prohibición permanente de vuelos de helicópteros no esenciales en el espacio aéreo restringido alrededor del aeropuerto Ronald Reagan. Esta decisión significa la eliminación del tráfico mixto de helicópteros y aviones en la zona.
La FAA aclaró que solo se permitirá el sobrevuelo de helicópteros en casos de emergencia absoluta:
La investigación continúa, buscando determinar las causas exactas del accidente y evitar que hechos similares se repitan. El impacto del suceso, más allá de las cifras de víctimas, ha redefinido la gestión del espacio aéreo en la capital estadounidense, dejando una profunda reflexión sobre la seguridad aérea y la necesidad de protocolos más estrictos.