Tragedia en Gaza: 830 muertos y miles de heridos tras ataques israelíes

Según el Ministerio de Sanidad del Gobierno de Hamás, al menos 39 personas murieron en los últimos ataques israelíes en la Franja de Gaza, elevando el número total de víctimas mortales a 830 desde el inicio de la nueva ofensiva el 18 de marzo. A estas muertes se suman 124 heridos, incrementando el total de personas afectadas a 1787. Esta escalada de violencia, enmarcada en una respuesta a los ataques de Hamás del 7 de octubre de 2023, ha dejado cifras aún más alarmantes.
El recuento total desde el inicio de la guerra el 7 de octubre de 2023, arroja un panorama desolador: 50,183 palestinos muertos y 113,828 heridos. La magnitud de esta cifra, producto de la represalia israelí, pone de manifiesto la escala de la crisis.
Los relatos individuales son desgarradores. Por ejemplo, "un ataque esta madrugada mató a al menos ocho personas en la vivienda de la familia Al Najar en Yabalia, en el norte de Gaza", según reportaron periodistas palestinos y la agencia Wafa. Entre las víctimas, cuatro eran niños, incluido un bebé de seis meses, como lo documentó el reportero de Al Jazeera, Anas al Sharif. Imágenes de los cuerpos envueltos en mantas se han viralizado, mostrando la crudeza de la situación.
Otros ataques en Beit Lahia, el campamento de refugiados de Bureij y Jan Yunis dejaron más víctimas mortales, incluyendo un padre y su hijo, y una mujer. La violencia no se limita a la población civil, pues "la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) denunció que 399 trabajadores humanitarios han perdido la vida en Gaza durante la guerra, ocho de ellos en la última semana." Además, la OCHA ha destacado las dificultades para brindar ayuda humanitaria debido al bloqueo de suministros por parte de las autoridades israelíes.
Las cifras, frías y contundentes, reflejan una realidad compleja y lacerante para la población de Gaza. La situación humanitaria se agrava cada día que pasa, con la imposibilidad de acceder a recursos esenciales y la continua amenaza de la violencia. La falta de acceso a suministros médicos y la prohibición de entrada de ayuda hacen aún más precaria la situación.
La escasez de alimentos, agua potable y atención médica, sumada a la destrucción masiva de infraestructuras, está agravando la crisis. La comunidad internacional enfrenta el reto de encontrar una solución que alivie el sufrimiento de la población y promueva la paz en la región. La persistencia de la violencia y la imposibilidad de acceso a la ayuda internacional son temas que requieren una urgente y profunda atención.