Deportaciones: el drama de familias inmigrantes en EEUU

La familia de Sindy Estrada, una colombiana de 36 años residente en Nueva Jersey, es un ejemplo palpable de esta realidad. Tras huir de Colombia hace tres años debido a las extorsiones y la inseguridad que amenazaban su negocio familiar, Sindy y su familia se enfrentan ahora a una orden de deportación. Esta situación, lejos de ser un caso aislado, refleja una crisis de proporciones considerables.
La orden, con fecha límite el 30 de abril, ha generado un profundo impacto emocional en la familia. “Ha ocasionado una ruptura emocional: uno empieza a sufrir estrés, depresión, ansiedad, pánico,” explica Sindy a la agencia AFP. El miedo a regresar a Colombia, a la situación que los obligó a emigrar, es palpable. Su hijo de 16 años, afectado profundamente, ha comenzado terapia, mostrando síntomas como onicofagia (comerse las uñas), insomnio y bajo rendimiento académico. La incertidumbre sobre su futuro lo consume.
El marido de Sindy porta un grillete electrónico, monitoreado las 24 horas. Ahora, ella misma se enfrenta a la posibilidad de ser sometida al mismo control. Este clima de temor no es exclusivo de la familia Estrada; se extiende a gran parte de la comunidad migrante.
Las políticas migratorias recientes han generado una ola de ansiedad y estrés sin precedentes entre los inmigrantes, comparable, según especialistas como Juan Carlos Dumas, consultor de salud mental del Departamento de Servicios de Salud de la alcaldía neoyorquina, a la reacción posterior a los atentados del 11 de septiembre de 2001. “La incertidumbre, temor y angustia que está viviendo la comunidad migrante ‘es similar a lo sufrido durante los atentados del 11-S’,” afirma Dumas.
Las consecuencias son alarmantes: aumento en el consumo de alcohol y drogas, conflictos intrafamiliares, autolesiones entre las jóvenes y agresividad en los niños. Dumas señala que “cada uno trata de resolver (el miedo) como puede.” La situación exige una respuesta inmediata y efectiva para mitigar el impacto en la salud mental de esta vulnerable población. En Nueva York, se ofrecen servicios de apoyo psicológico y social para ayudar a sobrellevar esta crisis.
El impacto de estas medidas no se limita a las familias afectadas. La incertidumbre y el miedo se propagan creando un clima de tensión que afecta a toda la comunidad. Se observa un aumento en los índices de consumo de sustancias y conflictos familiares.
Se destacan los esfuerzos de organizaciones y profesionales de salud mental para brindar apoyo en ciudades como Nueva York, considerada un "santuario" para los inmigrantes.