Crisis en Medio Oriente: China busca la paz, pero ¿a qué costo?

En el centro de la tormenta se encuentra la postura de China, un actor clave en la escena internacional. Tras una conversación telefónica entre el presidente Xi Jinping y su homólogo ruso, Vladimir Putin, se conoció la declaración del líder chino: “Si el Medio Oriente es inestable, el mundo no estará en paz.” Esta frase, contundente y cargada de significado, revela la preocupación de Beijing por la escalada del conflicto.
El comunicado oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores chino enfatizó la necesidad de un alto al fuego inmediato, especialmente por parte de Israel, para evitar una mayor propagación del conflicto. Se recalcó la importancia de evitar consecuencias devastadoras para la región y el mundo entero. Simultáneamente, el Kremlin, a través de su asesor Yuri Ushakov, condenó enérgicamente las acciones israelíes, calificándolas de violación a la Carta de las Naciones Unidas.
Sin embargo, la respuesta de China ha sido, hasta el momento, principalmente diplomática. Expertos como Andrea Ghiselli, experta en política exterior china de la Universidad de Exeter, señalan que: “Irán no necesita comunicados o declaraciones, sino ayuda concreta, como sistemas antiaéreos o aviones de combate.” Esta observación destaca la discrepancia entre el apoyo retórico y la falta de respaldo militar directo por parte de China.
Esta postura se alinea con la histórica política de no intervención de China en conflictos extranjeros. Su enfoque se centra en temas internos y en evitar enredos en disputas prolongadas, como se evidenció en situaciones previas con India y Pakistán. Aunque se le acusa de brindar apoyo sustancial a Rusia en Ucrania, China niega el suministro de armas o tropas. La Casa Blanca, a través de su secretaria de prensa Karoline Leavitt, también afirmó no haber detectado señales de apoyo militar chino a Irán.
La posición de China está matizada por sus relaciones económicas con Irán e Israel. China es el mayor socio comercial de Irán y un importante importador de petróleo iraní. También mantiene relaciones económicas significativas con Israel, si bien no tan estrechas como para ejercer una influencia decisiva sobre sus acciones, según William Figueroa, profesor asistente de relaciones internacionales en la Universidad de Groningen.
El fracaso de China en mediar la paz podría dañar su imagen como un agente de paz global, especialmente tras el rechazo de Ucrania a su plan de paz en 2023. La dependencia de China del petróleo de Medio Oriente, que representa más del 40% de sus importaciones de crudo y transita por el Estrecho de Ormuz, añade otra capa de complejidad a su estrategia. Una interrupción del flujo petrolero, amenazada por Irán en caso de intervención estadounidense, tendría consecuencias económicas significativas para China.
La situación presenta un desafío complejo para China. Balancear sus relaciones con Irán e Israel, mantener la estabilidad en el suministro de petróleo y preservar su imagen internacional como mediador de paz se presentan como metas difíciles de alcanzar simultáneamente en este contexto geopolítico volátil.