Renuncia de almirante de EE. UU. enciende debate sobre estrategia en Latinoamérica

"En nombre del Departamento de Guerra, expresamos nuestra más profunda gratitud al almirante Alvin Holsey por sus más de 37 años de servicio", declaró el secretario de Defensa, Pete Hegseth, en un comunicado oficial. Sin embargo, fuentes cercanas al Pentágono sugieren que Holsey había manifestado discrepancias con la estrategia impulsada desde la Casa Blanca.

El contexto es clave:

• Tensiones con Venezuela: EE. UU. mantiene una postura dura contra el gobierno de Nicolás Maduro, incluyendo operaciones encubiertas autorizadas recientemente por la CIA.
• Operaciones militares cuestionadas: Los ataques aéreos contra embarcaciones sospechosas carecen de respaldo explícito del Congreso, generando críticas de legisladores demócratas.
• Cambios en el liderazgo militar: Holsey es el último de una serie de altos mandos, muchos de ellos minorías, que han dejado sus puestos bajo la administración Trump.

El senador Jack Reed, principal demócrata en el Comité de Servicios Armados, no dudó en calificar la salida de Holsey como "una señal alarmante de inestabilidad", especialmente cuando hay cerca de 10,000 efectivos desplegados en la región. Las operaciones, justificadas inicialmente como parte de la lucha antidrogas, han derivado en una escalada de tensiones con Caracas, sin que exista un marco legal claro que respalde las acciones letales.

Mientras el Pentágono busca un reemplazo para Holsey, persisten las interrogantes sobre el futuro de la estrategia estadounidense en la región. El ahora excomandante, reconocido por su trayectoria impecable —desde sus inicios en el Cuerpo de Entrenamiento de Oficiales de la Reserva Naval hasta liderar grupos de ataque de portaaviones—, dejó un mensaje críptico en redes sociales: "Confío en que seguirán adelante, centrados en su misión". Un guiño que muchos interpretan como desacuerdo tácito con la línea actual.

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