Horario de verano: sin sentido, peligroso y muy costoso

CDMX
Si odias el horario de verano y toda la confusión y privación de sueño que trae aparejada, ahora tienes datos sólidos de tu parte. Una ola de nuevas investigaciones confirma los argumentos contra el cambio de hora dos veces por año.
Los argumentos a favor del horario de verano carecen de fundamento firme desde hace algún tiempo. El cambio de hora semestral originalmente se implementó para ahorrar energía. Sin embargo, docenas de estudios de todo el mundo han llegado a la conclusión de que el cambio de hora tiene efectos mínimos o inexistentes en el consumo de energía.
Después de que Indiana finalmente implementara el horario de verano, algo que no ocurrió sino hasta 2006, sus habitantes en realidad usaron más electricidad.
El horario de verano no es sólo una reliquia inocua de la crisis energética de los años 70. Las últimas investigaciones indican que el cambio de hora puede ser perjudicial para la salud y cuesta dinero.
Los efectos son más perturbadores en la primavera y el otoño, justo después de que se producen los cambios de hora. Este año, los relojes en los Estados Unidos se adelantaron el domingo 12 de marzo, mientras que en México el domingo 2 de abril será la fecha para el cambio.
El sufrimiento del cambio de horario de primavera comienza con la pérdida de una hora de sueño. Esto podría parecer poca cosa, pero los investigadores han descubierto que puede ser peligroso interferir con los horarios de sueño. Los accidentes de tránsito, los accidentes cerebrovasculares y los ataques cardíacos aumentan en los días posteriores al cambio de hora del mes de marzo. Resulta que los jueces, privados de sueño por el horario de verano, dictan sentencias más duras.
“Incluso los pequeños cambios en los patrones de sueño pueden afectar al capital humano de manera significativa”, escribieron dos investigadores de la Universidad Cornell, Lawrence Jin y Nicolas Ziebarth, el año pasado.
Algunos de los últimos defensores del horario de verano son un puñado de grupos empresariales que suponen que el cambio contribuye a estimular el gasto de los consumidores. Eso tampoco es cierto, según un análisis reciente de 380 millones de transacciones bancarias y de tarjetas de crédito realizado por el Instituto JPMorgan Chase.
El estudio comparó Los Angeles con Phoenix en los 30 días posteriores a los cambios de hora de marzo y noviembre. Arizona es un caso de prueba natural ya que es uno de los dos estados, junto con Hawai, que no usa el horario de verano.
En la primavera, de acuerdo con los datos de transacciones de los consumidores, la hora adicional de luz vespertina en Los Angeles logró aumentar ligeramente el gasto de tarjeta por persona, en comparación con el de Phoenix, aunque en menos del 1 por ciento. Ese pequeño incremento del gasto se ve anulado por el impacto negativo del cambio de hora de noviembre, que hace que, por la oscuridad, la población de Los Angeles gaste un 3.5 por ciento menos en los comercios minoristas locales.