El interés por encontrar soluciones para los malestares estomacales ha llevado a miles de mexicanos a explorar diversas opciones, desde remedios naturales hasta cambios en los hábitos alimenticios y el uso de fármacos. En los últimos años, ha habido un notable aumento en el consumo de probióticos como parte de esta búsqueda de una vida más saludable. Sin embargo, muchos aún se preguntan qué son y para qué sirven.
Los probióticos, microorganismos vivos como bacterias o levaduras, se han destacado por sus posibles beneficios, que incluyen el equilibrio de la flora intestinal y el fortalecimiento del sistema inmunológico. Aunque no son una novedad y se encuentran naturalmente en varios alimentos cotidianos, ahora se pueden encontrar en una variedad de presentaciones, desde bebidas hasta cápsulas.
Es fundamental comprender que nuestro cuerpo alberga miles de microorganismos, la mayoría de los cuales son esenciales para su correcto funcionamiento. De hecho, según los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos, el microbioma humano, compuesto por virus, hongos y bacterias, es tan crucial como otros órganos vitales como el cerebro o el corazón.
Los probióticos actúan principalmente en el aparato digestivo, especialmente en el intestino grueso, donde ofrecen protección y contribuyen al funcionamiento óptimo de los órganos involucrados en este proceso. Sin embargo, no todos los probióticos necesitan ser suplementados, ya que muchos se pueden obtener a través de alimentos fermentados, que conservan bacterias beneficiosas.
Algunas cepas de bacterias probióticas, como Lactobacillus y Bifidobacterium, han sido ampliamente estudiadas y recomendadas por expertos por sus posibles beneficios para la salud, incluida la regulación del metabolismo y la reducción de la inflamación intestinal. Sin embargo, es importante tener en cuenta que no todas las presentaciones de probióticos han sido investigadas y que su impacto puede variar.
A pesar de la creciente disponibilidad de suplementos de probióticos, los expertos recomiendan incorporarlos de manera natural a la dieta siempre que sea posible. El yogurt es uno de los alimentos más recomendados debido a su contenido probiótico, aunque es importante elegir opciones bajas en azúcar y revisar las etiquetas para evitar sorpresas.