La situación se complica cuando hablamos de baches, esos traicioneros agujeros que ponen a prueba la paciencia de cualquier conductor. Para hacerle frente a este problema, el gobierno actual ha destinado 20 mil millones de pesos anuales al mantenimiento de las carreteras.
La mitad de esa inversión proviene de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), y la otra mitad se obtiene gracias a un acuerdo firmado con otros gobiernos.
Sin embargo, según el presidente Andrés Manuel López Obrador, la situación todavía no es ideal. Los baches siguen siendo un dolor de cabeza para automovilistas y transportistas, dando como resultado un gasto extra para el bolsillo y un riesgo constante para la seguridad vial.
La realidad es que el mantenimiento de las carreteras es una tarea que requiere atención constante y una inversión constante. Se necesita un plan estratégico a largo plazo para garantizar que las carreteras mexicanas estén en óptimas condiciones, evitando así accidentes y mejorando la calidad de vida de quienes las transitan.