Al menos nueve microsismos, con magnitudes que oscilan entre 1.5 y 2.5 en la escala de Richter, han sacudido la capital, con epicentros en alcaldías como Miguel Hidalgo y Álvaro Obregón. A pesar de la frecuencia de estos eventos, expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) aseguran que se trata de fenómenos comunes en la región y no son motivo de alarma.
Estos microsismos, que se definen como pequeñas rupturas en la corteza terrestre a profundidades de cuatro a cinco kilómetros, son consecuencia de fallas geológicas activas en el subsuelo de la ciudad.
El Servicio Geológico de Estados Unidos clasifica estos movimientos como aquellos con magnitud inferior a 4.0. Aunque no son destructivos, se reconoce que podrían generar daños estructurales a largo plazo, especialmente en áreas densamente edificadas.
A lo largo de 2023, se han registrado más de 85 microsismos en la capital, concentrándose en las alcaldías de Álvaro Obregón y Magdalena Contreras. La analista Delia Iresine Bello Segura destaca que, pese a la actividad sísmica, no se han registrado eventos de alta magnitud en la ciudad y la probabilidad de que ocurra uno significativo es baja.
Investigaciones realizadas por la UNAM han identificado cinco fallas geológicas relevantes en la Ciudad de México, la última de las cuales fue descubierta en el poniente de la ciudad. Estudios actuales, que emplean técnicas avanzadas, buscan comprender la interacción de estas fallas y su relación con los microsismos, lo que podría contribuir al diseño de infraestructuras más seguras en la urbe.
Es importante destacar que la alerta sísmica no se activará por microsismos. El sistema solo responde a movimientos superiores a 5.5 de magnitud y a distancias mayores a 100 kilómetros. Debido a la velocidad de propagación de las ondas sísmicas, en muchos casos la alarma suena al mismo tiempo que se siente el temblor.
Los expertos continúan estudiando la sismicidad en la región para mejorar la preparación ante estos fenómenos naturales.