Calizas Industriales del Carmen (Calica), una empresa que prometió desarrollo, dejó a su paso un panorama desolador: 140 hectáreas devastadas, un manto freático contaminado y al menos tres cenotes irremediablemente dañados.
La voracidad de Calica no se detuvo en la extracción de piedra caliza. La empresa mintió sobre los permisos, sobreexplotó los recursos y contaminó el sistema hidrológico subterráneo 20 veces más del volumen autorizado. El daño a este frágil ecosistema, que alberga una rica biodiversidad, es irreparable.
La respuesta del gobierno no se hizo esperar. El 23 de septiembre de 2024, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo decretó un área de protección de flora y fauna de 50,000 hectáreas, incluyendo la zona afectada por Calica, con el objetivo de proteger al mono araña y otras especies en peligro de extinción.
El programa nacional de restauración, liderado por la misma Sheinbaum, se enfocará en la recuperación de las 2,000 hectáreas dañadas, creando un corredor biológico que conectará el mar Caribe con los petenes de Campeche. Este ambicioso proyecto busca restaurar el equilibrio ecológico, proteger la biodiversidad y recuperar la belleza natural de la región.
La lucha por la protección ambiental en México continúa. El caso de Calica es un ejemplo de la fragilidad de los ecosistemas y de la necesidad de un manejo responsable de los recursos naturales. La creación de áreas de protección y la implementación de programas de restauración son pasos fundamentales para asegurar un futuro sostenible para las generaciones futuras.