Este movimiento responde a una serie de factores que han motivado a este grupo diverso, incluyendo la demora en las citas de ‘CBP One’, la falta de empleo, la difícil situación económica, la inseguridad y la violencia que sufren en sus países de origen. La caravana tiene como destino la Ciudad de México, donde esperan ser escuchados por el gobierno encabezado por Claudia Sheinbaum.
Entre los migrantes se encuentran personas provenientes de varios países de América Latina y otras regiones, como Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Haití, Argentina, Panamá, Costa Rica, Afganistán y Nepal. Cada uno de ellos trae consigo una historia única y un deseo ferviente de encontrar una vida mejor. Esta nueva caravana refleja la creciente crisis migratoria en la región, exacerbada por la falta de oportunidades y la violencia.
Álvaro Batista, un migrante colombiano que viaja con su familia, ha enfrentado numerosos obstáculos en su travesía hacia la frontera sur. Se unió a esta caravana con la esperanza de cruzar México y llegar a la frontera con Estados Unidos. “No es nada ilegal lo que estamos haciendo. Queremos que nos faciliten el camino con la Guardia Nacional”, comentó. Álvaro enfatiza la importancia de viajar en grupo, especialmente para proteger a las mujeres y niños que forman parte de la caravana.
A lo largo del trayecto, las condiciones de salud son una preocupación significativa. Jeison, un migrante de Venezuela, pidió apoyo al sector salud, advirtiendo que muchos en la caravana son mujeres y niños que han dejado sus países debido a la falta de empleo y a los altos costos de vida. “Pedimos que nos guíen hasta Ciudad de México, a donde queremos llegar hasta que nos llegue la cita de ‘CBP One’”, expresó, resaltando la urgencia de su situación.
Esta caravana representa la segunda vez que un grupo significativo de migrantes sale de esta región hacia la capital del país. Con su marcha, buscan que el gobierno mexicano les ofrezca empleo, seguridad y condiciones humanas para su tránsito. La necesidad de un trato humanitario se hace más evidente en un contexto donde muchos migrantes enfrentan situaciones extremas, como la falta de alimento y refugio.
Para garantizar la seguridad durante su viaje, la caravana está custodiada por elementos de tránsito estatal y policías municipales, quienes se aseguran de que el grupo se mantenga en un solo carril y evitar accidentes en la carretera federal 200. A pesar de estas medidas, la travesía es ardua y llena de desafíos, especialmente para aquellos que tienen niños a su cargo.
El gobierno mexicano ha informado que, aunque las detenciones de migrantes en la frontera con Estados Unidos han disminuido en un 66% entre diciembre y septiembre, la migración irregular ha aumentado un 193% interanual en la primera mitad del año, superando las 712,000 personas. Este aumento refleja la desesperación de aquellos que buscan una vida digna y segura, lo que convierte a caravanas como ‘Dios nos Guía’ en un grito de auxilio en medio de la crisis migratoria actual.