Desde la comodidad de nuestras casas, pedimos comida, ropa, medicamentos y más, sin pensar en la realidad que viven quienes hacen posible esta comodidad. Un escenario que se ha vuelto cada vez más peligroso.
En los últimos años, las plataformas de reparto han transformado la forma en que consumimos, pero a un costo que va más allá de la tarifa del envío. Desde noviembre de 2018, se estima que alrededor de 700 repartidores han perdido la vida en accidentes relacionados con su actividad, con más de 400 casos solo en la capital. Un panorama desgarrador que pone de manifiesto la vulnerabilidad de este sector.
El problema no se limita a la seguridad. Saúl Gómez, vocero y fundador del colectivo "Ni un repartidor menos", denuncia que cerca de 5,000 repartidores han sufrido accidentes, evidenciando una realidad laboral precaria.
Con un promedio de 2.5 millones de trabajadores colaborando con plataformas de reparto, muchos realizan jornadas extenuantes de más de 10 horas sin las prestaciones básicas que se esperan en un empleo formal.
La falta de seguridad y beneficios ha provocado que los repartidores alcen la voz, organizándose y reclamando mejores condiciones laborales. Recientemente, realizaron una rodada hacia la Secretaría del Trabajo, con un objetivo claro: ser escuchados.
En esta movilización, los repartidores buscaban información sobre la iniciativa de ley anunciada por la presidenta Claudia Sheinbaum, la cual busca regular la actividad de los repartidores. Sin embargo, la propuesta ha generado incertidumbre entre los trabajadores, especialmente el término "subordinación flexibilidad", un concepto que, según los especialistas legales que los asesoran, podría comprometer sus derechos laborales.
En el pliego petitorio que entregaron a la Secretaría del Trabajo, los repartidores exigieron lo siguiente:
- Seguridad social sin necesidad de ser "empleados tradicionales".
- Libertad para elegir en qué plataforma trabajar.
- Protocolos de seguridad dentro de las aplicaciones.
- Medidas para reducir la violencia en las calles.
- Tarifas más justas.
- Horarios fijos.
- Salarios rígidos.
- Contratos exclusivos con una sola plataforma.
La resistencia de los repartidores refleja un deseo por mantener la independencia y flexibilidad que caracterizan su trabajo, pero dentro de un marco que garantice sus derechos.