Provenía de un pequeño departamento en el corazón de la colonia, un lugar donde la vida transcurría con la cadencia tranquila de una tarde soleada. Nadie sabía que detrás de esa puerta, un misterio se escondía en silencio.
Un grupo de bomberos, llamados por los vecinos que notaban un extraño olor y no veían a la residente desde hacía días, encontró el cuerpo de María Luisa, una mujer de 89 años, mejor conocida como "Lichita". La escena era inusual: el cuerpo de Lichita yacía inmóvil, con la puerta del departamento cerrada, un aroma que hacía difícil entrar y un silencio que hablaba de una vida que se apagó.
"Lichita era una mujer solitaria, pero con un corazón noble", comentó un vecino, susurrando su nombre como si fuera un secreto. "Sus hermanas habían fallecido hace años, y su sobrino, que vivía en Oaxaca, solo la visitaba cuando llegaba su pensión."
El misterio del aroma: Los bomberos tuvieron que forzar la entrada del departamento porque la puerta estaba atorado y el aroma era tan intenso que hacía difícil abrirla. El aroma era tan intenso que los bomberos tuvieron que forzar la entrada. Los paramédicos del SAMU, al llegar, confirmaron que la muerte de la mujer se había producido hace varios días.
El dolor de la familia: La familia de Lichita llegó al lugar con el rostro lleno de tristeza. El sobrino de Lichita, que se identificó como su único familiar cercano, manifestó su deseo de conocer la causa de su muerte. Sin embargo, las autoridades le explicaron que debía comunicarse con los familiares para recibir información sobre el caso. Las hijas y nietas de Lichita llegaron al lugar, pero fueron expulsadas por la policía mientras se realizaban las diligencias.
El misterio de la muerte de Lichita, una mujer que vivió sola durante años, se convirtió en un tema de conversación en la colonia.