Las palabras de Trump sobre seguridad fronteriza y delincuencia migrante durante su campaña, que incluían amenazas de aranceles elevados, acuerdos comerciales renegociados e incluso una intervención militar contra los cárteles mexicanos, resuenan en la memoria de los mexicanos. Esta nueva presidencia de Trump, un recordatorio de su anterior mandato, ha dejado a la administración de Claudia Sheinbaum con la tarea de navegar un panorama político complicado.
La promesa de Trump de contratar 10.000 nuevos agentes para la frontera entre EE.UU. y México, utilizando parte del presupuesto militar para la seguridad fronteriza, ha despertado temores sobre una versión 3.0 del incremento de presiones que México ya experimentó en 2019. En ese entonces, México cedió a las exigencias de Trump, adoptando un enfoque militarizado de la aplicación de la ley. Tonatiuh Guillén, exdirector del Instituto Nacional de Migración de México, se pregunta si México volverá a ceder.
“Ya vimos lo que hace Trump. Lo que ahora está planteando es la versión 3.0 del mismo incremento de presiones sobre México,” dijo Guillén. “México cedió en ese entonces a las presiones, y la pregunta va a ser si México va a volver a ceder. Creo que la probabilidad de que lo vuelva a hacer es alta”.
La relación entre México y Estados Unidos, ya compleja, podría verse aún más tensa. Las promesas de Trump de un programa de deportaciones masivo y de prohibiciones de tránsito y entrada traerían consecuencias económicas y sociales significativas para México. La amenaza de aranceles del 100 por ciento a los vehículos importados de México podría perjudicar una industria clave para la economía del país. Y la posibilidad de una intervención militar contra los cárteles de la droga en territorio mexicano pone en riesgo la soberanía nacional y la cooperación entre ambos países.
Sheinbaum, por su parte, ha expresado su confianza en mantener una buena relación con Estados Unidos, afirmando que no hay motivo de preocupación. Su estrategia para enfrentar las amenazas de Trump y mantener una relación estable se basará en las experiencias de su predecesor, Andrés Manuel López Obrador, quien utilizó una estrategia similar para calmar a Trump durante su primer mandato.