La historia de Adrián, un ciudadano que buscaba acceder a la psilocibina, sustancia psicotrópica presente en los hongos alucinógenos, llegó a la SCJN. Adrián había solicitado a la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) un permiso para importar, cultivar y consumir psilocibina, pero su solicitud fue rechazada. Argumentando que la psilocibina es una sustancia ilícita para el consumo lúdico según la Ley General de Salud, Cofepris señaló que su uso solo es permitido con fines científicos.
Adrián recurrió a la justicia, buscando protección constitucional. Su caso llegó a la Primera Sala de la SCJN bajo el expediente Amparo en Revisión 179/2024, donde la ministra Loretta Ortiz Ahlf presentó un proyecto que validó la decisión del juez de negar el amparo a Adrián. La ministra Ortiz Ahlf argumentó que los artículos impugnados en la Ley General de Salud no son inconstitucionales, y que las tesis de jurisprudencia sobre el tema no son aplicables al caso.
Este fallo no abre la puerta a la legalización de la psilocibina para fines lúdicos en México, dejando a los consumidores de hongos alucinógenos en una situación legal incierta.