La conferencia de prensa matutina del 26 de diciembre, encabezada por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, reveló datos alarmantes. Se reportó un aumento superior al 97% en la incidencia del dengue en algunas regiones del país, comparado con el año anterior. Esta cifra, proveniente de fuentes oficiales, supera ampliamente las proyecciones y ha generado una ola de incertidumbre.
El impacto no se limita a un par de estados. Mientras que Jalisco, Veracruz, Guerrero y Morelos concentran el 42% de los casos confirmados, la enfermedad se ha propagado a lo largo y ancho del territorio nacional, desmintiendo la idea de que el dengue es un problema exclusivamente tropical. El costo por paciente, que oscila entre los 41,000 y 136,536 pesos, representa una carga económica considerable para familias y sistema de salud.
Aunque se mencionaron acciones preventivas como la fumigación y la participación ciudadana, la falta de información detallada sobre su efectividad genera dudas. "La ausencia de una vacuna o medicamento específico para la prevención del dengue en México plantea interrogantes sobre la preparación del gobierno para enfrentar esta crisis sanitaria," señalan algunos expertos.
La administración actual, si bien ha atribuido el problema a factores naturales, enfrenta cuestionamientos sobre su preparación ante este incremento. La comparación con otros países, en lugar de la presentación de un plan concreto, no resuelve las inquietudes de la población. La herencia de la administración anterior, bajo el expresidente Andrés Manuel López Obrador, también ha sido objeto de escrutinio.
Se critica la falta de un análisis profundo sobre las causas del aumento, más allá de mencionar el hábitat del mosquito Aedes Aegypti. Quedan sin respuesta preguntas cruciales:
- ¿Se ha subestimado la magnitud del problema?
- ¿Son suficientes los recursos destinados a la prevención y el control?
- ¿Existen intereses que impiden una transparencia total en la gestión de esta crisis?