La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, durante su conferencia matutina del 26 de diciembre de 2024, pintó un panorama prometedor. Se habló de una recaudación récord, atribuida a la eficiencia del SAT y a la lucha contra la corrupción. Se mencionó incluso la implementación de nuevas tecnologías para el 2025, con el fin de agilizar los trámites. El Servicio de Administración Tributaria (SAT) fue presentado como el héroe de esta historia.
Sin embargo, la narrativa oficial, que celebra este “triunfo” de la “cuarta transformación”, se enfrenta a una serie de interrogantes. “La honestidad y la eficiencia del SAT, contrastándola con la corrupción del pasado neoliberal,” se repitió en los comunicados. Pero, ¿esta narrativa refleja la experiencia real de los contribuyentes?
La promesa central es la simplificación de trámites. Se mencionaron mejoras en el registro federal, la firma electrónica y la declaración anual. No obstante, la dificultad para generar facturas, la complejidad del sistema de deducciones y la falta de claridad en la legislación siguen siendo obstáculos importantes. Un nuevo simulador para personas morales, presentado como un gran avance, puede ser una gota en el océano de las problemáticas que enfrentan las pequeñas y medianas empresas (PYMES).
La falta de detalles concretos genera desconfianza. ¿Qué medidas específicas se implementarán? ¿Cómo se garantizará el acceso a estas mejoras tecnológicas para todos, independientemente de su ubicación o recursos? La ausencia de respuestas claras alimenta la sospecha de que la “simplificación” podría ser más un eslogan político que una solución tangible.
El incremento en la recaudación, según el gobierno, se debe a la lucha contra la corrupción. Pero otros factores, como el crecimiento económico, por mínimo que sea, y los cambios en los hábitos de consumo, también influyen significativamente. Sin un análisis profundo y transparente de los datos, la narrativa oficial parece una simplificación excesiva de una realidad mucho más compleja. La presión fiscal sobre ciertos sectores, y las consecuencias para la inversión y el empleo, son aspectos que merecen una exploración más detallada.
La situación, pues, se presenta mucho más matizada de lo que la narrativa oficial permite entrever. La verdadera eficacia de estas medidas solo podrá evaluarse con el tiempo, una vez implementadas y analizado su impacto real en la vida de los contribuyentes mexicanos.