El blanco de la madrugada fue un establecimiento dedicado a la venta de artículos para el hogar, ubicado estratégicamente sobre la calle Pedro J. Méndez, justo frente al bullicioso mercado municipal. Los empleados se encontraron con la desagradable sorpresa al llegar a su trabajo alrededor de las 9:00 am. El cristal del escaparate estaba destrozado, dejando a la vista el interior del local.
Según reportes, se estima que las pérdidas económicas superan los quince mil pesos. Esto representa un golpe significativo para el negocio, especialmente considerando que se trata del segundo incidente de este tipo en apenas siete días. “Es desesperante; el trabajo de meses se va en segundos”, comentó un empleado visiblemente afectado, aunque prefirió mantenerse en el anonimato.
La rápida respuesta de la Guardia Estatal, llegando incluso antes que los empleados del negocio afectado, es destacable. Sin embargo, la frecuencia de estos hechos —dos cristalazos en una semana— pone de manifiesto la necesidad de reforzar las medidas de seguridad en la zona. La semana pasada, otro establecimiento cercano sufrió un incidente similar, en este caso, una tienda de juguetes fue la víctima.
Los detalles sobre el modus operandi de los responsables aún se desconocen. Las autoridades investigan si se trata de la misma banda o si son hechos aislados, aunque la cercanía geográfica y la temporalidad de los eventos hacen sospechar lo contrario. Las cámaras de seguridad del lugar y negocios adyacentes son clave para la investigación, esperando que aporten información relevante para dar con los culpables.
Mientras tanto, la incertidumbre y el temor se instalan entre los comerciantes de la zona, quienes esperan una respuesta contundente de las autoridades para garantizar la seguridad de sus negocios y la tranquilidad de la comunidad. La situación mantiene en alerta a las autoridades municipales y estatales, quienes buscan implementar estrategias para prevenir futuros incidentes similares.