En la entrada a la sindicatura de Costa Rica, un hombre fue encontrado sin vida, víctima de una lluvia de balas. Horas después, en medio del dolor y la incertidumbre, familiares se presentaron ante el Servicio Médico Forense (SEMEFO) para cumplir con el desgarrador trámite de identificar a su ser querido.
El rostro conocido, aunque marcado por el dolor de la partida, confirmó la identidad: se trataba de Salvador "N", un hombre de cabello canoso, originario de Navolato. Aunque las autoridades aún no revelan su edad, el peso de la pérdida se siente palpable en el ambiente. "Es una tragedia que nos afecta a todos," comentó un vecino del municipio, quien prefirió el anonimato.
La entrega del cuerpo a sus familiares ya se ha concretado, permitiendo que comiencen los arreglos funerarios. Sin embargo, la pregunta persiste: ¿quién o quiénes fueron los responsables? La investigación sigue su curso, pero hasta el momento, las autoridades no han compartido detalles sobre el móvil del crimen ni sobre avances significativos. El silencio de las autoridades contrasta con el eco profundo del dolor que retumba en las calles de Navolato y Costa Rica.
Mientras la comunidad llora la pérdida, las preguntas sin respuesta se acumulan como piedras en el camino de la justicia. El recuerdo de Salvador "N" se convierte en un recordatorio sombrío de la violencia que sigue ensombreciendo la región. Los detalles del caso permanecen en un velo de misterio, dejando una sensación de incertidumbre y la pregunta resonante de cuándo se hará justicia.