Un factor que intensifica esta situación es la compleja interacción entre diversos elementos económicos. En Mazatlán, Sinaloa, la presidenta de la Cámara Nacional de Comercio y Servicios Turísticos (Canaco Servitur), Francisca Cázares Oliveros, ha lanzado una seria advertencia. El aumento al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) en combustibles, cigarros, refrescos y alcohol, está generando un efecto dominó en los precios de los productos básicos, impactando directamente a las familias sinaloenses.
Se estima una pérdida de alrededor de 25,000 empleos en todo Sinaloa, con un 30% de ese impacto concentrado en Mazatlán, es decir, aproximadamente 7,500 puestos de trabajo en riesgo. Este dato es especialmente preocupante, ya que afecta tanto a trabajadores formales como informales.
“Si tuviéramos una buena economía, no afectaría tanto y podríamos recuperarnos,” señaló Cázares Oliveros, reconociendo que la situación se agrava por la actual crisis de inseguridad que ha mermado el turismo, un pilar fundamental de la economía de Mazatlán.
A este aumento del IEPS se suma el incremento salarial del 12%, así como el pago de impuestos y servicios. Esta combinación de factores obliga a las empresas a realizar ajustes, y lamentablemente, la reducción de personal es una de las medidas más frecuentes.
El panorama no es del todo sombrío. Las empresas turísticas continúan trabajando en la promoción del destino, enfatizándose en la seguridad. Se implementan medidas de vigilancia en carreteras para garantizar el tránsito seguro. “Hay esperanza de que Mazatlán se recupere, se necesita circulante,” recalca Cázares Oliveros.
Por su parte, Tobías Lozano Solórzano, Coordinador de Codesin en la zona sur, no se mostró sorprendido por el aumento al IEPS, considerándolo una medida recurrente a lo largo de los años. “No soy defensor del gobierno,” aclaró, “pero son medidas que deben implementar para mitigar el tema del presupuesto.” Recuerda que la aplicación de impuestos similares en el pasado, como en 2014 con el impuesto al refresco, generaron críticas, pero no necesariamente impactos devastadores.
El futuro económico de Mazatlán y Sinaloa depende de una compleja interacción de factores que requieren una atención integral por parte de las autoridades y el sector privado.