La incertidumbre se apoderó rápidamente del vecindario, generando especulaciones y llamadas a las autoridades. El reporte inicial se recibió en la alcaldía Miguel Hidalgo, específicamente en el cruce de las calles Ferrocarriles Nacionales y Mar Caribe, colonia San Álvaro, una zona limítrofe con Azcapotzalco. La Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) respondió de inmediato, verificando la situación y solicitando la presencia de bomberos y Protección Civil.
La presencia de un olor a combustible generó preocupación, especialmente considerando la cercanía de posibles infraestructuras de Pemex. “Sentíamos un olor muy fuerte, como a gasolina,” comentó un residente. Para disipar las dudas, se solicitó la colaboración de Petróleos Mexicanos (Pemex).
La investigación se intensificó. Un vecino, con la ayuda de un detector de gases, aportó un dato crucial: el olor parecía provenir de un registro de agua potable. Esta pista cambió el enfoque de la búsqueda, desviándola de la posibilidad de una fuga en ductos de Pemex.
La Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil (SGIRyPC), en conjunto con personal de Pemex Logística y Seguridad Estratégica y la Secretaría de Obras del Gobierno capitalino, utilizando un camión para la limpieza de drenaje, descubrió la fuente del olor: el propio sistema de drenaje. Una limpieza exhaustiva con equipo especializado permitió determinar que no existía daño en ninguna tubería ni derrame de hidrocarburo.
Tras el lavado del drenaje, el olor se desvaneció por completo. Los vecinos confirmaron la desaparición del olor. El incidente, que inicialmente apuntaba a una posible y preocupante fuga de combustible, resultó ser un problema de saneamiento urbano.