Iván Archivaldo Guzmán elude captura en Culiacán
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El fin de semana del 19 y 20 de febrero se desplegó un operativo de gran envergadura. Fuerzas federales, incluyendo Ejército, Guardia Nacional y Fuerza Aérea, con el apoyo de helicópteros artillados tipo Hércules, se movilizaron por toda la ciudad. El objetivo: Iván Archivaldo Guzmán Salazar, alias “Los Chapitos”, hijo del infame Joaquín “El Chapo” Guzmán. A pesar del despliegue impresionante, el resultado fue sorpresivo para muchos.
Mientras que José Ángel Canovio, alias “El Guerito”, fue detenido y trasladado a la Ciudad de México, y Kevin Alonso Gil Acosta, alias “El 200”, también fue aprehendido en Culiacáncito, el objetivo principal logró esquivar el cerco. Cuatro inmuebles fueron asegurados en la colonia Tierra Blanca, pero “El hombre que ya no duerme,” como lo describió el periodista José Luis Montenegro en una entrevista para Uno TV, permaneció fuera del alcance de las autoridades.
La investigación ahora se centra en determinar si la captura previa de “El Guerito” proporcionó una ventaja crucial a Guzmán Salazar para su escape. La incertidumbre se extiende, pues el gobierno de Estados Unidos ofrece una recompensa de 10 millones de dólares por información que lleve a su captura, evidenciando la presión internacional sobre el cártel y sus líderes.
Las consecuencias del operativo se extendieron más allá de la búsqueda. Como medida preventiva, ante la posibilidad de reacciones violentas, la
Universidad Autónoma de Sinaloa y la Secretaría de Educación estatal suspendieron clases, optando por la modalidad virtual. Numerosos comercios en zonas como Chapultepec y Las Quintas permanecieron cerrados. El sobrevuelo de aeronaves mantuvo una atmósfera de tensión palpable hasta la mañana del 20 de febrero, y las autoridades estatales y municipales cancelaron eventos públicos.
La ciudad respira, por ahora. La calma, sin embargo, es precaria; el eco del operativo y sus implicaciones resonará por mucho tiempo en las calles de Culiacán.