Peñasco, un puerto de contraste
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El otro Peñasco, el contaminado, el lleno de basura, el que pocos quieren ver, el que no sale en las fotos, contrasta radicalmente con el de las promociones turísticas, el del parapente, la banana, los grandes hoteles con sus albercas de aguas cristalinas, las playas con arenas brillantes y toda esa parafernalia de los puertos que es promovida para atraer visitantes.
Pero ahí está la contraparte, creciente y amenazante, como una sombra que abraza a los rocaportenses y no los deja ser lo que las autoridades dicen que son. La realidad es la del cochinero inundando las calles, la de los malolientes entornos comunales, la de los perros con el pañal en el hocico, no es para todos tampoco, es para un sector, el de los más ‘amolados’, el de la raza del esfuerzo y la talacha, más allá de las calles pavimentadas y de las regaderas con agua.
El Ayuntamiento de Peñasco cuenta con un departamento de Ecología y Medio Ambiente, es una instancia que busca entrelazarse con las dependencias estatales y federales correspondientes a esta materia, la del cuidado del entorno, de la ecología y de la vida en general.
La titular de esta oficina, Marcia Ortega, en reiteradas conversaciones, ha señalado que se necesita contaminar menos, se requiere de una nueva cultura, de una nueva forma de comportarse, respetar a la naturaleza.
Próximo a los grandes desarrollos turísticos, de las universidades, del ITSPP y de la UTPP, a solo unos metros, la realidad supera a la ficción, es como introducirse a un mundo paralelo, a ese otro Peñasco, oscuro y sucio.
En ese angosto camino de terracería, la basura inunda los bordes del camino, colchones, sillones, montones de bolsas de plástico, llantas, maleza y todo lo imaginable e inimaginable “adorna” el trayecto, es como caminar en el basurón municipal o cualquier vertedero de desperdicios.
Los lados de la carretera costera sur, rumbo a Caborca, se han convertido en tiraderos de basura, y ello evidencia la falta de cultura del medioambiente por parte de la comunidad, así como la poca atención por parte de las autoridades.
El ayuntamiento lleva a cabo jornadas de limpieza con la participación de sus dependencias y la colaboración de los ciudadanos, sin embargo, eso no es suficiente, ya que más tardan en limpiar que en volver a ensuciar.