El sonido del arroyo frente a la tienda de Ana Kory, dueña de 'Alexander's Formalwear' en Nogales, Arizona, se ha vuelto familiar pero inquietante. Kory describe el ruido de la corriente durante las crecidas como aterrador, especialmente cuando el agua corre cerca de la tienda.
El pasado miércoles, la fuerza del agua era tan imponente que Kory asegura que nunca la había visto tan alta. La tienda, ubicada en Jefferson y Morley, lleva 20 años en el mismo sitio y ha sido testigo de la furia del arroyo en múltiples ocasiones.
El año pasado, vi a los socorristas rescatar a una persona que se había caído al arroyo. A menudo se escuchan sirenas y las ambulancias de bomberos, porque el arroyo se lleva a la gente, cuenta KoryKory recuerda con angustia las inundaciones en su antigua tienda en el centro de Nogales, donde el arroyo se desbordaba e inundaba el local. Ella solía advertir: "Hoy va a llover. Tengan cuidado. Pongan las bolsas de arena, es muy peligroso."
Aunque Kory nunca ha visto aguas residuales en las calles, sí ha observado agua sucia, lo que le ha generado una profunda decepción hacia los políticos locales y estatales. Ella afirma: "No han hecho nada durante años."
En diciembre, los legisladores estatales aprobaron la Ley de Mejora del Sistema de Aguas Residuales de Nogales, que destina fondos para el mantenimiento del Interceptor Internacional de Aguas Residuales, un conducto de casi 10 millas que transporta aguas residuales de Nogales, Arizona, Rio Rico y Nogales, Sonora. La ley transfirió la propiedad del interceptor a Estados Unidos, generando esperanzas en los residentes.