Lo que comenzó como un acto de precaución, al tocar la bocina para llamar la atención sobre lo que parecía una discusión acalorada, se convirtió en una pesadilla.
Mientras pasaba por el lugar, Ayala sintió un fuerte impacto en la cabeza. Sin saber qué había sucedido, se dirigió a un hospital cercano, donde los médicos confirmaron lo peor: había recibido un disparo. La bala le había atravesado la mejilla, causándole graves lesiones que requirieron una cirugía reconstructiva. Ayala pasó casi una semana en el hospital, luchando por recuperarse del impacto físico y emocional del incidente.
La policía de Phoenix, que aún no ha arrestado a ningún sospechoso, está pidiendo la ayuda de la comunidad para dar con el responsable del tiroteo. "Si hay justicia que se pueda servir para estas personas para que evite que alguien más en el futuro tenga que pasar por algo así, que tal vez no tuvo la misma suerte que nosotros como familia para sobrevivir a esta situación, esa es la razón por la que realmente queremos buscar justicia", dijo Anthony, hijo de Ayala.