Dunedin, Can
El pelotero dominicano ha encontrado refugio en la palabra de Dios y se ha aferrado a él
Una pequeña biblia, abierta como evidencia de que está siendo leída, reposa en el casillero de Melky Cabrera, una de las nuevas adiciones de los Azulejos de Toronto para esta temporada. Recientemente, el pelotero dominicano ha encontrado refugio en la palabra de Dios y se ha aferrado a él tras los problemas que le ha tocado atravesar desde el 2012, cuando consumió sustancias prohibidas para mejorar su rendimiento, por lo que fue suspendido 50 juegos por las Grandes Ligas, además de ser inhabilitado para ganar el título de bateo de la Liga Nacional.
“Desde hace dos o tres años he estado de lleno en la Biblia con Dios y aunque siempre he creído en Dios ahora sé más que es una cosa especial, porque siempre ha estado a mi lado y me ha apoyado”, reveló Cabrera.
El jardinero se expuso al escarnio público por su dopaje, que aún sigue resonando en el mundo de las Mayores, en el que todavía es visto como un tramposo, una imagen que quiere borrar y dejar en el pasado. Algo que parece no será tan fácil, pero él confía en la fortaleza que le brinda su fe.
“He aprendido mucho, porque como todos los humanos en este mundo cometí un error, fue un error grande, que me dolió mucho, pero principalmente a mi familia, a mi mamá”, dijo Cabrera.
El jardinero, quien se arrepiente y se excusa una y otra vez por haber puesto su carrera profesional en tela de juicio por consumo de testosterona, se siente afortunado de todavía poder estar en el beisbol y de haber encontrado una oportunidad con los Azulejos para tratar de limpiar su nombre.