Humillado por un recién ascendido y luego por un club de Ucrania repleto de suplentes, el Real Madrid acude al Camp Nou con malas sensaciones.
El Barcelona recibe a su rival histórico el sábado en el primer clásico bajo la conducción del nuevo técnico Ronald Koeman. Y aunque el Barça atraviesa un recambio y viene de una temporada huérfana de títulos, su más acérrimo rival es un mar de dudas.
Como local, el equipo de Zinedine Zidane fue superado por el modesto Cádiz y un Shakhtar Donetsk que no pudo alinear a medio equipo titular por un brote de coronavirus en sus filas.
En ambas derrotas, el Madrid fue un conjunto indolente y desprolijo en defensa. Sus rivales dispusieron de tiempo y espacio de sobra para el contragolpe.
La formación de ataque azulgrana — comandada por Lionel Messi y Philippe Coutinho, más las jóvenes piernas de Ansu Fati, Francisco Trincão and Ousmane Dembélé — debió haber tomado apunte.
El Madrid sucumbió el sábado pasado por 1-0 ante un plantel del Cádiz cargado de jugadores cuya trayectoria había sido en la segunda división hasta el mes pasado. Tras la derrota, Zidane reconoció que el Madrid fácilmente pudo irse al descanso con una desventaja de dos o tres goles.
Fue lo que exactamente acaeció el miércoles, cuando el Shakhtar se puso 3-0 en el primer tiempo para terminar ganando 3-2 en la primera fecha de la Liga de Campeones. La zaga del Madrid se desdibujó sin Sergio Ramos, ausente por un golpe en la rodilla izquierda que recibió ante el Cádiz.
Se espera que el capitán merengue pueda actuar ante el Barça.
Zidane asumió la culpa por ambos fiascos.
“Yo soy el responsable. Como la primera parte ha sido negativa para mi equipo, algo no he hecho bien”, dijo el francés tras la derrota ante el Shakhtar.
“Me disgusto por los jugadores porque me han hecho ganar muchas cosas. Es un mal partido y no se merecen todo eso. Pero esto es el fútbol, hay que aguantar y pensar que hoy es gris y mañana va a salir el sol”, comentó Zidane.
Pero su equipo ha sido muy criticado, tanto la vieja guardia como los más recién llegados
Frente al Shakhtar, Raphael Varane debió ser el caudillo de la defensa por la baja de Ramos. Pero el zaguero francés repitió la fragilidad que quedó en evidencia en los dos errores que propiciaron los goles que condenaron al Madrid ante el Manchester City en la Champions en agosto.
A espaldas de un jugador del Shakhtar, Varane quiso despejar y terminó empujando el balón al fondo de su propio arco, para el 2-0 en contra.
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