Y esa pasión, a veces, se hereda.
Este fin de semana, en el Campeonato PNC, un joven demostró que el talento para este deporte puede correr en la sangre. No estamos hablando de un nombre cualquiera, sino de un apellido que resuena en cada rincón del campo: Woods.
En el Ritz-Carlton Club Orlando, durante la ronda final del torneo que reúne a leyendas del golf con sus familiares, un jugador en particular se robó el show. Se trata de Charlie Woods, de tan solo 15 años, hijo del legendario Tiger Woods. Su gesta? Un "hoyo en uno", un momento que sin duda quedará grabado en la historia familiar.
El logro llegó en el hoyo cuatro, par-3, con un hierro 7 desde 175 yardas. Ni siquiera Charlie se percató inmediatamente de su hazaña. La euforia de la multitud, una mezcla de gritos y aplausos, fue lo que lo alertó. La confirmación llegó a través de las cámaras de televisión, mostrando la bola reposando en el fondo del hoyo.
La reacción de Tiger Woods fue conmovedora. Un abrazo fuerte, seguido de un empujón juguetón, reflejaron la inmensa alegría del padre. Las cámaras captaron el momento en que Charlie, con una sonrisa inmensa, exclamaba: “El primero”. Este "ace" no solo fue un triunfo personal para el joven Woods, sino que también colocó a su equipo en una posición privilegiada en la competencia.
Cabe destacar que esta es la quinta participación consecutiva de Tiger y Charlie Woods en este torneo de 36 hoyos, consolidando una tradición familiar y un vínculo especial entre padre e hijo, forjado en los greens.
La escena, llena de emoción y orgullo, nos recuerda que el legado de grandeza, a veces, se extiende más allá de los logros individuales, convirtiéndose en una historia que se escribe día a día, golpe tras golpe, en los campos de golf del mundo.