El aroma a fútbol, a rivalidad histórica, flotaba en el aire. Se respiraba la expectativa de una noche que pasaría a la historia.
Pero antes del drama, un detalle: el AC Milan llegaba a la final de la Supercopa de Italia con un nuevo timonel al mando: Sergio Conceicao, quien apenas una semana antes había tomado las riendas del equipo tras la salida de Paulo Fonseca. Una presión inmensa, un desafío mayúsculo.
El Inter, con goles de Lautaro Martínez al minuto 45 y Mehdi Taremi a los 47, parecía tener el encuentro controlado. Un saque de banda, una jugada inteligente dentro del área, y el gol del argentino; un contragolpe fulminante, y Taremi sentenciaba lo que parecía una victoria inminente. “Una situación complicada para el Milan”, comentaban los analistas.
Sin embargo, el Milan, con la garra que caracteriza a los rossoneri, no se dio por vencido. La entrada de Rafael Leao desde el banquillo resultó decisiva. Su participación en los tres goles del equipo fue fundamental: primero, una falta provocada que dio pie al tiro libre anotado por Theo Hernández, que superó la barrera del Inter. Luego, una contraataque brillante iniciada por Leao culminó con un golazo de Christian Pulisic, que definió con frialdad ante el arquero.
Y para finalizar la remontada, una jugada magistral: Leao habilitó a Pulisic, quien asistió a un Tammy Abraham que solo tuvo que empujar el balón al fondo de las redes en el tiempo de descuento. El partido, que se encaminaba a los penales, tuvo un giro inesperado, un final épico que coronó al AC Milan con la victoria 3-2.
Este triunfo, el primero del Milan desde su victoria en la Serie A en 2022, marca un regreso triunfal para el equipo. El partido se disputó en Arabia Saudita, sede de la competición por quinta vez en siete años, como parte de un formato ampliado a cuatro equipos. La victoria refuerza la confianza del Milan, octavo en la Serie A, antes de su próximo partido contra el Cagliari. Por su parte, el Inter, sufrió su tercera derrota de la temporada, dos de ellas ante su clásico rival.
El Milan, con su nuevo entrenador, inicia una nueva etapa con una victoria histórica bajo el brazo, una inyección de confianza y ánimos renovados.