No se trata solo de talento individual, sino de la sinergia entre el jugador y el sistema en el que se desenvuelve.
El caso de Saquon Barkley con los Philadelphia Eagles es paradigmático. Tras siete temporadas con los New York Giants, donde su experiencia de playoffs se limitó a una breve aparición en la ronda divisional de 2022, Barkley ha superado las 2,000 yardas en la temporada regular con su nuevo equipo. Su enfoque, según sus propias palabras, es claro: “No vinimos aquí y no firmé aquí para romper el récord de Eric Dickerson, vinimos aquí para ganar un Super Bowl. Creo que todos lo saben.”
Similar es la historia de Derrick Henry, quien tras su paso por Tennessee, ahora con los Baltimore Ravens, ha logrado colocarse entre los mejores corredores de la liga, demostrando que su talento se mantiene intacto y que, incluso, ha sido mejorado por el contexto de su nuevo equipo. Y Josh Jacobs, quien después de cinco temporadas con los Raiders, ahora en Green Bay, ha mantenido su alto nivel competitivo.
Este fenómeno no es casual. Antes de esta temporada, sólo tres jugadores habían logrado más de 1,200 yardas terrestres con múltiples equipos desde 2010 (según Sportradar): LeSean McCoy, DeMarco Murray y Christian McCaffrey. Este año, ese número se duplicó gracias a las destacadas actuaciones de Barkley, Henry y Jacobs. Cada uno encontró en sus nuevos equipos la “infraestructura adecuada”, como lo describe el analista Tiki Barber: “Para que un corredor prospere, tienes que tener todos los elementos: Buena línea ofensiva. Un sistema ofensivo que no dependa únicamente de él.”
La lista de corredores que han experimentado un renacimiento con nuevos equipos se extiende. Aaron Jones, tras dejar Green Bay por Minnesota, logró su mejor marca personal. Joe Mixon, tras siete años en Cincinnati, se unió a los Texans de Houston y también tuvo una temporada destacada. Cuatro de estos corredores –Barkley, Henry, Jacobs y Mixon– fueron seleccionados para el Pro Bowl, un claro reflejo de su éxito.
El impacto no se limita a los jugadores individuales. Los Eagles, Packers y Vikings, equipos que incorporaron a estos corredores, experimentaron un notable ascenso en sus resultados. Los Eagles, por ejemplo, pasaron de 11-6 a 14-3. La afirmación de Aaron Jones resume la importancia de este fenómeno: “¡Los corredores importan!”
La temporada ha demostrado que, a veces, un cambio de entorno es el catalizador que potencia el talento innato, transformando a buenos jugadores en estrellas y elevando el rendimiento de equipos enteros.